“El objetivo es que en 2028 España se convierta en un país sin amianto y para eso se necesita el compromiso e inversión vía los presupuestos de los Fondos Europeos para poder contratar empresas que se encarguen de eliminarlos ya que un particular, al ser considerado residuo peligroso, no puede realizar ninguna acción” explican desde Gestión del Amianto.
Cuáles han sido las consecuencias invisibles
Sin duda, al hablar de amianto es necesario concienciar de que, una vez va pasando el tiempo, es cuando comienza el verdadero peligro. Escenario en el que, por desgracia, se encuentran cientos de afectados.
Las consecuencias, pese a ser invisibles, vienen por vía aérea y respiratoria. Es un mineral que ya está reconocido por las autoridades como carcinógeno y causa enfermedades como cánceres, mesotelioma pleural o asbestosis.
De esta forma, con un ejemplo claro en la persona del periodista José María Íñigo, son cientos de miles de personas las que fallecen como consecuencia de la tardanza en la retirada profesional de este tipo de residuo.
Canalones, tejados de uralita, depósitos de agua, bajantes…productos todos que durante años se fabricaron con este componente precisamente por el abaratamiento de costes que suponía.
Y, el gran problema fue el tiempo que tardaron en aparecer los síntomas en los afectados como para saber que se trataba de un material tóxico, peligroso y que enfermaba.
El reto exigible es que dentro de los Fondos que están por llegar, una partida se destine para conseguir enumerar y finalizar las acciones necesarias para retirar el amianto de todas las construcciones en territorio nacional.