Las medidas para reducir la temporalidad, las mejor acogidas
Entre quienes ostentan un mayor conocimiento sobre los principales puntos que aborda la reforma del Gobierno (muy informados y algo informados), cabe destacar que el 77% ve con buenos ojos que se penalice a las empresas que abusen de la rotación de los trabajadores temporales. Además, el 62,5% apoya que se regule la contratación indefinida para las Empresas de Trabajo Temporal (ETT); y el 62% está a favor de que se limite a un 15% los contratos temporales en su plantilla, en sectores específicos.
Más allá de la temporalidad, se observan diferencias significativas por rango de edad. Así, destaca la alta aceptación de la fórmula de los ERTE entre los segmentos más adultos (62% en el caso de los encuestados de entre 45 y 54 años y 63% entre los que tienen de 55 a 65).
Pros y contras de la reforma laboral: de la reducción del uso fraudulento de contratos a las dificultades para la contratación
Al ser preguntados sobre qué medidas de la reforma laboral supondrán una mejora real para el mercado, el 48% de la población activa cree que la aplicación de ésta reducirá el uso fraudulento de determinados contratos de trabajo. Del mismo modo, un 44% indica que mejorará la protección laboral de los empleados y reducirá la temporalidad laboral. Finalmente, un 42% de los encuestados afirma que dificultará el despido y mejorará las condiciones de los trabajadores de subcontratas.
Por el contrario, el 31% de la población activa piensa que aumentará el pago en B de los trabajadores, y un 29% asegura que aumentará la carga de trabajo de los empleados y dificultará la contratación.
Aquí también se pueden encontrar diferencias interesantes según el rango de edad de la población activa. Los más jóvenes (16-24 años) y, especialmente, los más mayores (55-65 años), tienen una percepción más positiva del impacto de la reforma laboral, frente al grupo de 35 a 44 años, que es el que menos expectativas de mejora real tiene de la reforma, sobre todo en lo que respecta a todas aquellas medidas relacionadas con el acceso al empleo y la formación. Así, por ejemplo, mientras el 38% y 41% de la población activa de 16 a 24 años y de 55 a 65, afirman respectivamente que la reforma fomentará la formación de los profesionales, el porcentaje en el caso del grupo de 35 a 44 años es del 26%.
Por otra parte, el segmento más joven cree que la reforma laboral repercutirá en un mal uso de los contratos y en la reducción de oferta de mano de obra; y los trabajadores de 45 a 54 años creen que empeorará la estabilidad laboral y aumentará el cierre de empresas.
Los autónomos, los más reacios a la reforma
Finalmente, existen diferencias importantes según la situación laboral de los encuestados. Quienes tienen un contrato indefinido perciben menos repercusiones negativas derivadas de la reforma. En cambio, los autónomos consideran que habrá más consecuencias negativas, en concreto: un aumento de la carga de trabajo (42% frente al 25% de los profesionales con contrato indefinido), dificultades de contratación (42% frente al 27% de los empleados con contrato indefinido y el 29% de los que trabajan actualmente de forma temporal), un aumento del cierre de empresas (40%), una reducción de la oferta de mano de obra (42%) y la destrucción de empleo (40%).