Este “pensamiento de diseño” tiene en cuenta las distintas fases de atención sanitaria, desde el diagnóstico, tratamiento y seguimiento posterior del paciente, para encontrar las soluciones más eficientes y adecuadas.
Un modelo participativo y beneficioso para los sanitarios
Sin duda, la implicación de los sanitarios es necesaria para completar este modelo. “No hay que olvidar el importante papel de los profesionales, los encargados de interactuar con el paciente y que cuentan con un rol clave en el conocimiento de sus necesidades”, explica Cuscó.
Algunas de las claves para apostar por el modelo de design thinking en los hospitales residen en rediseñar o ofrecer espacios que tengan en cuenta el bienestar de pacientes y acompañantes. Un ejemplo de ello sería el rediseño de los espacios destinados para niños tales como pasillos, quirófanos y salas para pruebas médicas: “se decoran con ilustraciones creativas y coloridas los pasillos, o se tematizan las salas de resonancia magnética con imágenes de naves espaciales, algo que ya se hace en centros como el Sant Joan de Déu en Barcelona”, afirma Cuscó.
Otro de los casos en los que la participación de los pacientes se tiene en cuenta es en el tratamiento. Se trabaja para que el paciente tenga toda la información, comprenda su enfermedad y pueda elegir entre un tratamiento u otro a través de la creación de espacios abiertos de comunicación, como la Oficina de Atención a las Asociaciones de Pacientes, de Vall d’Hebrón.
Por último, otro de los casos que cobra especial importancia para los familiares de pacientes es el programa EstimTrack, un dispositivo puesto en marcha por el Hospital Clínic de Barcelona que informa en tiempo real a los familiares sobre el proceso quirúrgico y la situación del paciente. Este programa reduce la ansiedad de los familiares durante la espera y mejora el tiempo de gestión interna del Área Quirúrgica del centro.