Es un lugar acogedor y cuya oferta culinaria transporta directamente al séptimo cielo. Se trata de un negocio familiar ubicado cerca de una de las zonas más transitadas de Barcelona capital (la calle Aragón) y que, gracias a sus propietarios, Juana y Antonio, y a los hijos de ambos, mantiene una línea de calidad que combina, mejor que bien, creatividad con tradición. Cada vez que tengo oportunidad de quedar con mi gran amigo Josep Lluís -que me lo dio a conocer- Antojo es el enclave culinario escogido para reunirnos. Les confieso que, como comensal debutante, me sorprendió la variedad y el buen criterio mostrado, tanto en la modalidad de menú diario como en la del especial de sábado.
Confieso que el día de mi debut tuve algunos problemas a la hora de escoger porque todo me resultaba sumamente apetecible. Fíjense en la colección de delicias que tuve a mi disposición para elegir, correspondiente al menú de 15,90€ (disponible de lunes a viernes) y que, para deleite de los paladares más estrictos, varía cada semana. Tomen buena nota de lo que contenía la oferta del día. Primeros platos: fetuccini casero de pimentón rojo de la Vera con chipirones y setas, Vichyssoise con picatostes y almendras, espárragos verdes a la plancha con romesco y ensalada de lentejas con pera, queso de oveja y vinagreta de mostaza. Segundos platos: suprema de bacalao con parmentier de patata y virutas de jamón y roast beef (carne asada) con reducción de Oporto y vacío de ternera gallega a la plancha. Postres: pastel casero de crema de almendras y pera, pastel de flan y helado de nata y chocolate.
Cuando aún me estaba recuperando de la muy positiva primera impresión, resulta que los sábados se ofrece, en exclusiva, un menú especial de 21€, que hace las delicias de los más exigentes. He aquí la lista completa de los tesoros de mesa y mantel que tuve delante de mí el primer sábado que acudí a Antojo. Primeros platos: arroz a la marinera, panaché de verduras con escamas de queso de oveja, milhojas con brandada de bacalao y crema de piquillos, tartar de vieiras sobre puré de guisantes a la menta. Segundos platos: suprema de merluza de palangre al horno con ensalada de lentejas, supremo de salmón ecológico a la plancha con verduritas asadas, carbonada flamenca a base de ternera rustida (asada) al estilo belga con cerveza Guinness, pies de cerdo ibérico confitados al cava y asados al horno. Postres: pastel de crema y limón, flan casero de almendras, yogurt griego casero con confitura y carpaccio de piña con helado de coco. ¿No es para levitar de placer?
Como ustedes podrán imaginar, la carta al completo está para chuparse los dedos y además ofrece la posibilidad de preparar comida para llevar (modalidad ‘take away’). Otro punto a favor de la diligente gestión del establecimiento, muy centrada en cuidar los detalles y, por supuesto, a la clientela. Hablando de detalles, he de mencionar que se pueden degustar bebidas al uso y que la carta de vinos, sin destacar por su amplitud, sí lo hace por su equilibrio, buen gusto y calidad. Caldos rosados, tintos o blancos complementan perfectamente la armonía de cualquiera de las opciones, ya sea la de menú diario o bien la especial de sábado. Como si se tratara de una partitura musical perfectamente arreglada, no hay una sola nota disonante o fuera de lugar. Todo está dispuesto para que los clientes disfruten haciendo honor a la palabra que da nombre al restaurante y disfruten del antojo o capricho que su apetito les sugiera.
Es digno de mención que la decoración del local destaca por su pulcritud y sobriedad. Las instalaciones están siempre relucientes y en “perfecto estado de revista”. Se respira sencillez, orden y una ausencia de bullicio que desaparece en cuanto el reloj marca las 14:00h. El restaurante se llena para dar cabida a profanos, transeúntes bien informados y leales seguidores que no disimulan el placer de comer mejor que bien y elevan el nivel del registro de decibelios. Quien, como un servidor sea particularmente suspicaz con el ruido de los locales debe tomar buena nota y reservar mesa (con suficiente antelación) y, preferiblemente, hacia las 13h.
En suma, Antojo es un paraíso culinario céntrico que hará las delicias de quienes prefieren la cocina mediterránea y española. La gente que normalmente lo frecuenta, suele repetir (doy fe) y recomendarlo, con acierto, como un local de referencia y absoluta confianza. Es muy fácil de localizar dada su estupenda ubicación. El personal es abnegado, atento y diligente. No se puede negar que un servicio prestado de un modo tan agradable es un valor añadido más que notable. Si pasan por Barcelona o bien residen en la misma Ciudad Condal, anoten bien el nombre de un restaurante que les va a sorprender gratamente por su oferta culinaria y su acogedora atmósfera. ¿Mi valoración final? Sin duda, 5 estrellas EMF.
DÓNDE ENCONTRARLO:
Restaurante Antojo
Calle Bailén, Nº 98, Barcelona
Teléfono: 934591726