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Julio Alonso Ortega: “España puede liderar la adopción global de ISO 20022 en SWIFT”

Julio Alonso Ortega, socio de Qabas, que es representante de Oracle y su núcleo bancario Flexcube.
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Julio Alonso Ortega, socio de Qabas, que es representante de Oracle y su núcleo bancario Flexcube.

· El reloj corre: el próximo 22 de noviembre SWIFT dejará de aceptar los mensajes MT que han sustentado los pagos internacionales durante décadas y hablará sólo ISO 20022

viernes 11 de julio de 2025, 08:20h
Más de 11.000 bancos se juegan su conexión con el sistema financiero global: el premio es seguir dentro; la pena, quedarse fuera. España, curtida en transformaciones como SEPA y la migración al sistema Target2, llega a la cita con experiencia, equipos especializados y metodologías ya contrastadas. Esa ventaja técnica puede convertirse en una nueva línea de negocio exterior: ofrecer soluciones, formación y acompañamiento a los países que aún observan el calendario con nerviosismo.

Así lo apunta Julio Alonso Ortega, socio de la firma Qabasrepresentante de Oracle y su núcleo bancario Flexcube— y responsable de pilotar la transición en varios bancos del norte de África, en esta conversación con El Mundo Financiero:

Pregunta. ¿En qué consiste la actualización del sistema SWIFT que se está llevando a cabo y por qué es tan importante?

Respuesta. Se trata de la adopción de ISO 20022, el nuevo estándar global de mensajería financiera que reemplaza los veteranos mensajes SWIFT MT usados durante décadas. El cambio equivale a pasar de un lenguaje telegráfico a otro mucho más rico y estructurado.

¿Por qué es crucial? Porque permite incluir más información, y además de forma normalizada. Así disminuyen los errores y las demoras —al reducir la intervención manual—, se refuerza la detección de riesgos (al disponer de datos más precisos para los filtros contra blanqueo y sanciones) y se facilitan pagos más ágiles y transparentes.

No es una iniciativa opcional: todo el sector migra a este idioma común. Quien se quede atrás corre el riesgo de quedar aislado del sistema internacional de pagos.

P. ¿Cuál es la fecha límite para completar esta migración y qué ocurre si un banco no llega a tiempo?

La fecha límite es el 22 de noviembre de 2025. Estamos en un periodo de coexistencia —iniciado en marzo de 2023— donde conviven MT e ISO 20022, pero ese paréntesis termina este mismo año.

Si un banco no alcanza el objetivo, prácticamente dejará de poder cursar pagos transfronterizos y se verá obligado a adoptar soluciones de urgencia, extremadamente costosas y muy proclives a fallos.

En definitiva, incumplir el plazo equivale a desconectarse de los flujos globales de dinero tal y como los conocemos.

En regiones como África del Norte, el proceso va con retraso. ¿Qué situación observa en países como Libia?

El rezago es preocupante. Muchas entidades ni siquiera son conscientes de la magnitud del cambio. En Libia, a julio de 2025, ningún banco ha implementado la migración ni ha emprendido trabajos sólidos.

Lo habitual es encontrar simples hojas de ruta que no bajan al detalle de los sistemas internos: tesorería, cumplimiento normativo o interfaces de cliente. El proyecto, en la práctica, está congelado en el papel. Eso es arriesgado, porque el tiempo corre y la complejidad es notable.

Retrasar la implantación no sólo implica interrupciones; también erosiona la confianza de los bancos corresponsales. Si una entidad no está lista, sus socios pueden reducir operaciones o incluso excluirla de redes de pago por considerarla un eslabón débil. El riesgo de aislamiento financiero es real si la región no acelera el paso.

P. Algunos bancos confían en soluciones temporales, como “traductores” que convierten los mensajes nuevos al formato antiguo. ¿Pueden estos parches suplir una migración completa?

SWIFT ha habilitado la traducción automática en flujo durante esta fase: convierte un mensaje ISO 20022 entrante al formato MT y viceversa. Se trata de una red de seguridad limitada, no de una solución permanente.

Ahora bien, estos “traductores” no capturan toda la riqueza semántica del nuevo estándar; al perderse campos estructurados y etiquetas específicas surgen errores recurrentes que luego deben corregirse manualmente, uno por uno. Si a ello se suma la ineficiencia operativa de la región, la dependencia se cronifica y los costes se disparan. Una vez concluya el periodo de coexistencia, mantener estas conversiones resultará inviable o, como poco, prohibitivo.

Incluso antes de esa fecha, ningún regulador ni socio internacional avalará basar la estrategia en convertidores. La única vía segura es la migración completa: los parches no bastarán y exponen a las entidades a disrupciones operativas tan pronto dejen de admitirse los mensajes MT tradicionales.

P. Usted afirma que España tiene mucho “know-how” que exportar en esta actualización. ¿En qué se refleja esa ventaja española?

España acumula amplia experiencia en procesos similares. Nuestra banca y sector tecnológico llevan años adaptándose a estándares financieros modernos: fuimos pioneros en implantar SEPA y, más recientemente, en migrar los sistemas de liquidación del Eurosistema (Target2) a ISO 20022.

Las entidades españolas ya han vivido transformaciones de gran escala, depurando datos, actualizando sus núcleos y coordinando cambios complejos. Ese bagaje es valioso. Bancos globales como Santander o BBVA se prepararon con antelación porque operan en muchos países —y lo lograron a tiempo—.

Además, contamos con proveedores y consultoras especializadas que acompañaron el proceso. Todo ese conocimiento puede aprovecharse fuera: metodologías de proyecto, buenas prácticas y profesionales formados listos para asesorar. En resumen, España puede ayudar a que los bancos rezagados suban varios peldaños apoyándose en lo ya aprendido aquí. Es una oportunidad para liderar técnicamente y, al mismo tiempo, para que otros mercados se beneficien de un camino ya recorrido.



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