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Qué se puede hacer con los automóviles en las ciudades

· “Carmageddon (Autocalipsis)” es una reflexión sobre cómo nos perjudican los automóviles y qué podemos hacer al respecto

Qué se puede hacer con los automóviles en las ciudades
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El autor es Daniel Knowles, corresponsal en el Medio Oeste de The Economist, ha viajado por todo el mundo como reportero, por lo que ha podido saber cómo se mueve la gente por las ciudades. Su principal conclusión es que debemos reducir nuestra dependencia de los automóviles. A raíz de la publicación de este libro creó la newsletter «Notas sobre Carmageddon», donde documenta de forma regular su conflicto cotidiano contra la dependencia del automóvil, además de escribir sobre políticas urbanas en general.
El automóvil fue uno de los inventos más milagrosos del siglo XX. Prometía libertad, estilo y utilidad. Pero a veces, como explica Knowles, en lugar de mejorar nuestras vidas, la tecnología simplemente empeora las cosas. Durante el siglo pasado los automóviles llenaron el aire de contaminantes tóxicos y fue protagonista de la contaminación medioambiental. Señala que, por causa de los automóviles, se ha alterado el espacio público y han hecho que muchas ciudades sean más feas, más sucias, menos útiles y más desiguales. Nos han hecho perder nuestro tiempo y nuestro dinero.
En este trabajo se describe el auge del automóvil y los costos que todos asumimos como resultado de ello, rastrea las fuerzas y decisiones que normalizaron los automóviles y consolidaron nuestra dependencia de ellos y nos muestra las formas en que el uso del automóvil ha impactado en la vida de las personas: desde Nairobi, donde pocas personas poseen un automóvil pero la ciudad todavía está envuelta en smog, hasta Houston, donde la autopista Katy Freeway tiene unos apabullantes veintiséis carriles y hay treinta plazas de aparcamiento para cada residente, terreno suficiente para ocupar París diez veces. Los datos confirman que en Europa y Estados Unidos, hay decenas de millones de personas que renunciarían con gusto a ese estilo de vida si tuvieran la opción de vivir en un lugar por el que pudieran caminar. ¿Por qué hay que obligarlas a tener coche e ir conduciendo a todas partes?
La conclusión es que el problema no es el coche en sí, sino que tenga prioridad por encima de cualquier otra forma de transporte y que, por tanto, no sea un lujo o una necesidad ocasional, sino algo que nos vemos obligados a utilizar a diario. El problema es construir nuestras casas y nuestras ciudades de tal manera que lo más importante no son las personas, sino el pavimento. No necesitar tantos coches no es un objetivo arrogante y poco realista. Como propuesta, en este trabajo se ofrecen las soluciones que han desarrollado ciudades como Ámsterdam, Copenhague, Tokio y Nueva York.

Ficha técnica:

Carmageddon (Autocalipsis)
Daniel Knowles
Editorial Capitán Swing
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