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Franco: una cosa es una cosa y otra es otra

Franco: una cosa es una cosa y otra es otra

· Una cosa es querer que regrese Franco ahora y que vuelva a instaurarse un régimen como que tuvimos en España hasta 1975

By Enrique Sánchez Motos
jueves 20 de noviembre de 2025, 20:37h
Otra cosa muy distinta es preferir que Franco, en la conflictiva España de 1936, ganase la guerra civil al bando marxista rojo y reconocer que, tras esa guerra, no le quedaba otra opción que establecer un régimen militar que pacificase España y durase hasta que se creasen las condiciones socioeconómicas necesarias para el tránsito a la democracia.

¿Por qué esta segunda afirmación? Sencillamente porque es indiscutible que el régimen de Franco nunca se pareció al de Hitler y muy poco al de Mussolini. Aunque sí es cierto que copió el instituto Nacional de Industria, que fue muy valioso en aquellos momentos. y que era una copia del “Istituto per la Riconstruzione Industriale” que había creado Mussolini en Italia.

Por otra parte, es lógico que Franco, tras su victoria en la Guerra Civil, y existiendo guerrillas comunistas en las montañas que duraron hasta entrados los años cincuenta, instalase un firme régimen militar, desde el cual, con habilidad, consiguió mantener a España neutral en la Segunda Guerra Mundial evitando participar directamente en ella.

Por otra parte, también es cierto que la actitud del bando rojo, en toda la zona republicana, fue repudiable por asesinatos y violencias realmente crueles. Practicó, además, un genocidio con los religiosos y religiosas, 6.832 de los cuales aparecen en la relación nominal de asesinados del libro “Persecución Religiosa en España 1936-1939”.

De forma similar, muchas personas por el mero hecho de ser de derechas o sospechosos de serlo, fueron asesinados en el bando rojo durante esos tres años de guerra, en las conocidas sacas de Paracuellos u otras, así como en los “paseíllos” o en las temibles “checas” en las que muchos fueron torturados y asesinados, ante la pasividad criminal del Gobierno republicano que en ningún momento intentó frenarlas o controlarlas.

Por ello, es lamentable, pero lógico, que en el bando nacional se produjeran muchas venganzas al ir conquistando zonas antes dominadas por el bando rojo. También es de suponer que se produjeran fusilamientos o asesinatos, desde el inicio de la contienda, como forma de eliminar a enemigos. No obstante, es presumible que el nivel de orden militar, que se impuso en la sociedad en la zona del bando nacional, frenase las ejecuciones, salvo dictadas por los tribunales.

También es cierto y lógico pensar que, tras la victoria, los autores del salvajismo que el bando rojo había desatado en su zona, fuesen condenados, en ese contexto de venganza, por los tribunales con sentencias rápidas e inmediatas, si bien muchas de las condenas de muerte fueron permutadas por penas de prisión y posteriormente indultadas. El detallado libro de Miguel Platón “La represión en la posguerra, Penas de muerte” señala que el número real de ejecutados, fue de unos 15.000, cifra muy inferior a muchas de las publicadas hasta ahora. Asimismo, señala que una Orden del propio Franco, de enero de 1940, favoreció que la mayor parte de condenas a muerte fueran conmutadas.

Hoy, en el 2025, cincuenta años después de la muerte de Franco y ochenta y cinco años desde el final de la guerra, hay que estar abiertos a hablar y a discutir la Segunda República, la Guerra Civil y la Dictadura, así como sobre las cifras de asesinados en uno y otro bando.

Por otra parte, es innegable que el régimen de Franco evolucionó en un contexto de economía de mercado y que a pesar de la marginación que, hasta mediados de los cincuenta, fue sometido por las potencias occidentales, fue restaurando España de la devastación de la guerra. Creó una España económicamente en marcha, con muchísimos logros, tanto en la sanidad pública como en la vivienda o en el sistema de pensiones. El desarrollo económico fue funcionando bien y facilitó que, tras la muerte de Franco, los ciudadanos optaran por caminar hacia la democracia, desde la ley a la ley, sin ruptura con el régimen anterior.

¿Qué hubiese pasado si el bando rojo hubiese sido el triunfador? Es indiscutible que, en el bando rojo, ya desde antes del comienzo de la Guerra Civil, había un predominio cada vez mayor de las tesis marxistas revolucionarias. Promovían la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción, como forma de salir de la llamada explotación capitalista, y la aplicación de una dictadura del proletariado, como fórmula de transición, hasta que se llegase a la etapa comunista final. La sangrienta Revolución de Octubre, en 1934, un golpe de estado, pilotado por el socialista Largo Caballero, fue un claro ejemplo de su concepto de democracia y de respeto a la República.

En resumen, lo que el bando rojo predicaba durante la República era lo que, obviamente, hubiese puesto en práctica si hubiese ganado la guerra. Bajo las directrices de los comisarios políticos de Stalin, el bando rojo habría implantado un sistema similar al que luego, tras la Segunda Guerra Mundial, implantó Stalin en las naciones del Este de Europa, Bulgaria Rumanía, Hungría, Checoslovaquia, Polonia, Estonia, Lituania y Letonia, Es decir, régimen es marxistas sangrientos, tiránicos y opresores que mientras que el de Franco duró 36 años (1939-1975) ellos duraron 44 años (desde 1945-1989).

La caída del Muro de Berlín, en 1989, permitió que se fueran liberando del yugo del comunismo y se encontraron en una situación económica y social mucho peor que la que España tuvo en 1975, tras la muerte de Franco.

Hechos estos cálculos ¿con cuál de ambos lados nos quedamos? Mi opción es clara: prefiero que Franco ganara la guerra civil y prefiero que haya habido una dictadura franquista a que hubiese habido una dictadura comunista en España.

En consecuencia, la figura de Franco me merece un respeto porque luchó para España no fuese hacia lo peor, que hubiese sido una dictadura comunista. También porque su régimen fue evolucionando, duró menos que las dictaduras comunistas y dejó una nación bastante preparada para una transición pacífica a la democracia.

¿Quiere esto decir que deseo que Franco vuelva mañana con su dictadura? No. Quiero y creo que España debe ser una democracia. Si Franco hubiese vivido en la España actual, a pesar del gobierno que tenemos, no se hubiese levantado contra él. Por tanto, no quiero que regrese la dictadura franquista, pero, al mismo tiempo, respeto a la figura de Franco en aquellos contextos tan difíciles, mucho peores que los de ahora y deseo que se le respete. Puede que me equivoque, pero creo que una gran mayoría de ciudadanos demócratas, de izquierda y de derecha, pensamos lo mismo. El futuro nos lo dirá.

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