La candidatura de Pedro Sánchez tiene el lastre de haber sacado los peores resultados de la historia del socialismo español. Almunia y Rubalcaba, que amaban estas siglas y tuvieron sentido de partido, con unos resultados mejores que el de Sánchez se marcharon para facilitar la renovación de la organización. Y pueden inventarse excusas o elaborar argumentos rebuscados, pero lo cierto es que Rajoy le sacó a Pedro Sánchez más de dos millones de papeletas y por eso estamos aquí. Yo quiero un socialismo ganador y que no esté con la calculadora a ver si hay suerte y con Podemos y una amalgama de partidos nacionalistas y rupturistas suma un escaño más que la derecha. No me alegra quedar segundo aunque algunos ahora digan que esa posición fue memorable por la irrupción de otros partidos para justificar su tremenda ineficacia y su gran ambición.
Mención aparte merecen los exabruptos verbales que el equipo de Sánchez está fomentando y tolerando. Las declaraciones del alcalde de Valladolid, Oscar Puente, son profundamente homofobicas e impropias de un servidor público. Susana Díaz ha hecho una campaña en positivo, sin recurrir a la agresividad verbal ni a la descalificación. Un discurso 100 % PSOE. No tengo dudas que si ella es la ganadora nos esperan días de júbilo y de éxito. Y todo el mundo sabe que cuando el socialismo gobierna se refuerza el Estado del Bienestar para todos. Para las pensiones de nuestros mayores, cuya hucha ha sido saqueada por Rajoy. Para nuestros jóvenes, para que no se tengan que ir inexorablemente al extranjero en busca de un futuro mejor. Para nuestros dependientes, para que reciban una prestación que la derecha ha recortado. Para las mujeres, para que puedan compatibilizar su maternidad con su trabajo, para que puedan decidir cuando ser madres o no y para que se acabe esa obscena brecha salarial. En fin, para todos porque con Susana Díaz ganamos todos. Gana el PSOE y gana España.