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LA VERDAD POR DELANTE

Prioridades, sentido común y bien común

Prioridades, sentido común y bien común

· Por Enrique Calvet, ex europarlamentario y Presidente de ULIS

martes 29 de marzo de 2022, 08:31h

La evidencia de que nuestras prioridades deben cambiar, y nos las han hecho cambiar a palos, puede prestarse a malinterpretaciones en el campo de la política energética, en Europa como en España. Nos gustaría aclarar lo más posible con Uds. algunas ideas básicas, alejadas de tecnicismos en un tema ciertamente complejísimo y en el marco sucinto de este billete semanal. Adelantemos que, cuando se menta el cambio de prioridades, en el campo de cualquier política, se apela a tres conceptos fundamentales en esta coyuntura: no olvidar nunca el bien común como motor de acción, adaptar la consecución de ese bien común a medio plazo a nuevas circunstancias y condiciones, y, en la época que vivimos, recuperar el sentido común.

Pues afirmamos una verdad, para nosotros incontrovertible, que debería despejar malentendidos: la transición energética hacia la utilización de energías más ligadas a los recursos propios no fósiles es más necesaria que nunca, irrenunciable y reforzable. Es una prioridad, y más aún en el caso de España, porque precisamente, al ser una economía hiperdependiente del azaroso mundo exterior, es su camino hacia la recuperación de independencia y cierto autoabastecimiento a precios razonables, con las tecnologías actuales. Para Europa también. Sin vuelta de hoja.

Ahora bien, donde deben cambiarse las prioridades, a nuestro juicio y con la verdad por delante, es en tres aspectos importantes: el objetivo, el ritmo, y el cómo.

Y en esos campos exponemos tres sugerencias para el debate indispensable. En cuanto al objetivo, es hora de reconocer abiertamente que lo que está en juego para el futuro de la humanidad es el agotamiento cercano (en términos históricos) de los combustibles fósiles, económicamente extraíbles, lo que es otro motivo por el que la transición energética es una prioridad. Pero el objetivo no es salvar el planeta, que seguirá por miles de millones de años, ni evitar hipótesis apocalípticas en las que la ciencia no es categórica y que tiene componentes geológicos en las que el ser humano tal vez pueda influir muy poco. Por supuesto que, puestos a hacer las cosas, hay que hacerlas lo mejor posible, y se deben reducir, con pausa, tiempo y criterio universal, las acciones que podrían dañar “LA ACTUAL CONFIGURACIÓN” de nuestro planeta, pero debemos medir los periodos, nuestra real capacidad de influencia y recordar que nuestra característica ha sido siempre adaptarnos a los cambios climáticos. La ciencia, hoy en día, permite adaptarse con tiempo. Pero no hagamos nuestro plan energético a medio plazo para satisfacer milenarismos destructivos.

En segundo lugar, el ritmo es muy importante. Y lo que nos ha indicado el reciente tsunami, desde antes de la invasión de Ucrania, es que un cambio radical de modelo energético, indispensable, ha de hacerse teniendo en cuenta las consecuencias económicas y las recaídas sobre las naciones….y sobre sus ¡ciudadanos más frágiles! Es decir hay que hacerlo midiendo sacrificios, repartiendo sacrificios, explicando sacrificios honestamente (y no con ataques histéricos de ninguna joven y entrañable joven sueca mal informada, ni al son que marquen los lobbies muy listos o muy iluminados ) y al ritmo razonable que permitan los avances tecnológicos….y ¡las riquezas de las naciones!

Finalmente el cómo. Aquí es dónde la nueva situación nos hace recordar que aún, a corto y medio plazo, vamos a necesitar utilizar economías fósiles, y bastantes, mientras transitamos. Aquí también es donde cabe recordar que puede ser una grave irresponsabilidad comprar a buen precio gas americano procedente del fracking mientras prohibimos las prospecciones en Europa y España, o que la energía nuclear es de las más limpias (hagamos las cosas bien) y de las que procuran más independencia, o que España es el segundo país de la tierra (tras India) con diversidad de recursos mineros, o que EEUU ya está investigando la fusión nuclear, probablemente el mejor futuro, o que hay que acordarse de la energía maremotriz ….por citar algunos temas que conviene re-priorizar, con más sentido común y menos mantras enfervorizados.

Todo, menos quedarse como antes, ni servir objetivos dudosos, ni quedarse de brazos cruzados.

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