Por no comentar, por saturación de desolación, la sintomática noticia de que el inefable Presidente del Gobierno hiciese suyo el vocabulario ofensivo de los delincuentes secesionistas al llamar “piolines” al envío de nuestras fuerzas de seguridad democráticas a ejecutar una sentencia judicial para contrarrestar un simili golpe de Estado, hemos escarbado en la semana pasada para hallar un acontecimiento políticamente relevante para nuestra democracia y que pasara desapercibido. Y nos ha llamado la atención la actitud de un colectivo de jueces llamado “Asociación de Mujeres Juezas de España”. Según el vídeo visto, un gran número de asociadas, pero muchas, todas las presentes de una nutrida asamblea, puestas en pie, ovacionaban larga y densamente a una persona, mujer también, Doña María Salmerón, a la que la Justicia había condenado por reiteración de incumplimientos y desobediencias en cuanto al régimen de visitas de sus hijos y el derecho del padre a ver a sus hijos. Durante lustros, tanto había infringido la Ley que, tras tres indultos parciales en tiempos del PP, el Gobierno actual no ha podido indultarla por imposibilidad legal ante la apabullante reincidencia.
Y es también una jueza quien, en su cometido fundamental como juez, ha conminado a la Señora Salmerón a ir a la cárcel. No dudamos de los valores morales ni de las generosas intenciones de las juezas ovacionadoras, pero su actitud, al ser pública y como juezas, puesto que era un acto oficial de la Asociación de juezas, nos crea mucha inquietud. El infierno está cimentado en buenas intenciones…Pasemos de lo curioso que resulta crear una asociación excluyente de jueces, puesto que los varones no pueden pertenecer a ella. La Justicia, en democracia, por esencia, es universal en su aplicación y objetivo. ¿Existe un colectivo de jueces gitanos, o de jueces homosexuales, o de jueces mayores de sesenta años? No entendemos muy bien esto. Sí existen jueces especializados, jueces de familia, a los que sería más interesante escuchar sobre el caso. Pero dejemos ese debate y vayamos a la actitud. Y surgen preguntas graves: ¿Se han dado cuenta de que, como juezas, estaban vitoreando a una persona condenada repetidamente en democracia? ¿Se acordaron de que la justicia debe ser ciega y aplicar las Leyes? ¿Cómo quedan sus colegas jueces, hembras o varones, que han aplicado la Ley? ¿Cómo queda la seguridad jurídica si resulta que cada juez opina distinto sobre la aplicación más evidente de la Ley? ¿No tiene nada que decir el Consejo General del Poder Judicial? ¿Podemos rechazar a un juez o una jueza que nos toque en suerte si ha manifestado públicamente su apoyo a delincuentes? Porque si no ¿Cómo queda la Administración de Justicia para el ciudadano? ¿como una rifa? La reflexión es necesaria; cuando un juez utiliza su cargo y su poder para hacer activismo ideológico en cualquiera de las ideologías que cohabitan en una democracia, o hacer activismo partidista, no hay Justicia. Y así se empieza, y se acaba legalizando a Bildu o convirtiendo un golpe de Estado moderno en una ensoñación. El Estado de Derecho queda maltrecho, la democracia queda demasiado imperfecta.
Quién sabe, tal vez por eso Mbappé no quiere venir a Madrid, lo que es, sin duda, la gran noticia importante de la semana….