La prostitución y ofrecer servicios de escort es alegal hasta el día de hoy, eso quiere decir que no está regulada en España. Sin embargo a niveles económicos forma parte del PIB de España. Hasta ahora no existía un marco estatal de sanciones pero sí ordenanzas que establecen multas tanto a consumidores como a prostitutas. Ahora, con esta nueva ley, se extiende y aumentan las multas por este servicio.
La alegalidad de esta actividad en España genera una situación insostenible a nivel laboral. La prostitución no es considerada como una relación laboral ya que las prostitutas no pueden tener contratos adscritos a esta actividad. Sin embargo, las prostitutas pueden darse de alta en el régimen de autónomos bajo un epígrafe que no especifica su dedicación en la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE).
Economía sumergida
A pesar de que la economía de la prostitución no es visible existe. Este mercado negro suma millones de euros anuales a pesar de que no existen cifras oficiales ni estadística sobre ello. El único dato que tenemos cercano a estas estadísticas procede del Instituto Nacional de Estadística (INE) que se vió obligada en septiembre de 2014 por una normativa europea a reflejar cuanto aporta la prostitución al Producto Interior Bruto nacional. El INE especificó, solo a modo informativo, que la prostitución representaba el 0,35% del PIB lo que, en su momento, rondaba los 4.100 millones de euros. Una cantidad que dependiendo al o la representante que se le pregunte le parecerá excesiva o demasiado baja.
La dificultad para calcular las cifras en España hace casi imposible prever el impacto real si se procediera a la legalización de la actividad. No hay registro de clientes, ni de negocios o empresarios vinculados al sexo de pago debido a su ilegalidad. Además, muchos empresarios registran parte de sus negocios como locales de alterne o bares de copas.
Todo ello hace complejo hacer un cálculo real de lo que supone la prostitución en términos económicos en España.
Crisis económica y sugar babies
Con la llegada del COVID y la guerra de Ucrania hemos entrado en una vorágine de subida del nivel de vida prácticamente a nivel global. Las dificultades económicas por las que pasan las diferentes familias y personas ha empujado a diferentes personas a buscarse la vida y obtener un extra económico con el que poder vivir. La prostitución es una de elllas, la prestación de servicios virtuales, como servicios de videollamada, prestación de servicios sexuales o, subiendo un nivel, mujeres que se prestan como “sugar babies” en busca de “sugar daddys”.
Son mujeres jóvenes que buscan hombres que les proporcionen sustento económico a cambio de compañía. No es una relación transaccional de recibo X euros a cambio de hacer X. Las mujeres reciben una ayuda y ellos salen con ellas como si fueran su pareja pudiendo contratar o no servicios sexuales. Este punto ya se deja a elección en los límites de la sugar baby.
Así pues, la crisis no solo ha traído problemas económicos a las familias sino un aumento de este tipo de actividades y, paralelamente, el aumento de la actividad económica sumergida.