Sin embargo, en el informe también se destaca el liderazgo español en energías limpias. España es el octavo país del mundo en capacidad total de energía renovable y se sitúa a la cabeza en energía solar fotovoltaica y eólica. Además, ocupa el segundo lugar en Europa en capacidad eólica total (28,2 GW), después de Alemania y alcanzó un récord de nueva instalación solar fotovoltaica, 4,9 GW de capacidad añadida, un 44% más que en 2020. España representa el 3% del aumento mundial de energía solar fotovoltaica en 2021 y adicionalmente, tiene un compromiso de prohibir la compra de calderas que utilicen combustibles fósiles en los edificios públicos o la aprobación de una ley para que los nuevos vehículos sean de cero emisiones en el horizonte 2040.
Recordemos también que en la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se llevó a cabo a finales de 2021, 135 países se comprometieron a lograr un nivel cero de emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2050, entre ellos España. Sin embargo, únicamente 84 de estos países tiene objetivos de energía renovable a nivel económico, y sólo 36 tienen objetivos de 100% de energías renovables.
Por lo anterior, podemos deducir que, a pesar de que se realizaron estos compromisos hace menos de un año, el apoyo político no se ha traducido en resultados. De hecho, países como Alemania se están planteando nuevamente volver a la carbonización dado el contexto económico y político por el que atraviesa Europa tras la guerra con Ucrania. Eso sería dar un paso atrás y perder todos los esfuerzos que se han realizado en los últimos años.
No podemos dejarle únicamente a los gobiernos la responsabilidad de cuidar el planeta, sino que cada uno de nosotros, como ciudadanos, debemos tomar medidas que contribuyan a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Muchos dirán, pero ¿cómo hacemos eso?; pues la respuesta es sencilla: siendo conscientes de que el autoconsumo energético a pequeña escala se traduciría en que hogares, edificios y empresas se conviertan en total o parcialmente bioclimáticos, lo que significa que producen toda o gran parte de la energía que consumen. Con eso estaríamos consiguiendo una rebaja interesante de los precios de la electricidad y aportando, desde nuestra responsabilidad, al cuidado del medio ambiente.
Pero, lógicamente, se ha de hacer una inversión inicial en el equipamiento de aerogeneradores o fotovoltaica, y, sobre todo, en este escenario tendríamos la tranquilidad de que no dependemos de otros para producir energía, sino que estaríamos generándola nosotros mismos. En esto sí que los gobiernos deberían financiar directamente la instalación de tecnologías de energía renovable en los hogares y empresas. Así, se estaría incentivando a este consumo responsable y nos uniríamos todos en torno a un gran propósito.
Indudablemente España es un país privilegiado en este sentido por las horas de sol y el viento. Tenemos que ser más las empresas y las personas que creemos en que esto es posible. Anteriormente, eran las empresas o los grandes parques fotovoltaicos quienes podían permitirse acceder a este tipo de soluciones, pero ahora, con las nuevas tecnologías al alcance de todos, las familias y empresas pequeñas también pueden.
El autoconsumo es, sin duda, la respuesta a los polémicos precios de la luz y a los debates de la rebaja del IVA, que al final seguiremos pagando los consumidores de una manera u otra. Por eso, llegó el momento en donde debemos empezar a buscar alternativas para ser autosuficientes y generar nuestra propia energía, sin depender de las medidas del gobierno, de compromisos en Naciones Unidas o esperar a que el entorno político, económico y social sea el ideal.