Para nuestra vieja Nación pensamos que la noticia sí es importante, y más si la dividimos en dos partes. Un hecho ha sido la propia celebración en sí de la cumbre, su organización, su desarrollo, su seguridad y sus muy importantes aspectos adláteres de “soft diplomacy” (El Palacio Real, El Museo del Prado, los encuentros colaterales,…). Creemos que ese aspecto de la noticia, la propia realización de la cumbre, ha sido un gran éxito para España, para el Rey y por lo tanto para el Gobierno, sin paliativos. Que a algunos irrite la tendencia del Doctor Sánchez a apropiarse en exclusiva del éxito, no es óbice para admitir que éxito, ha habido, y es bueno para los ciudadanos españoles. Las graves felonías del Doctor Sánchez van por otro lado. Por cierto que podemos notar que también tuvo la habilidad de convencer a los socios, incluido Erdogan, de que no comentasen en público la gran ausencia de credibilidad y la gran debilidad negociadora que supone tener un Gobierno con Ministros activamente anti OTAN y apoyarse en Partidos debidamente ayudados y “regados” por Rusia en las dinámicas separatistas. De puertas para adentro y en las reuniones “técnicas” donde se implementan las acciones recogidas en documentos oficiales genéricos es otro cantar. Hay más precauciones que confianza.
Y así llegamos al segundo aspecto clave de la noticia: el contenido de lo que ha producido la cumbre, es decir el marco general del plan estratégico a medio plazo. Sólo caben dos ideas en este sucinto billete. Si vemos el texto estrictamente como españoles, con nuestras características de frontera sur (terrestre y marítima) de Europa, no salimos mal parados. Cierto que a muchos nos hubiera gustado la mención explícita a Ceuta y Melilla, y suponemos que a los británicos las Maldivas y a los americanos el Estado de Hawai, pero la mención a defender conjuntamente cada pulgada de territorio de CADA Estado miembro (y no sólo del genérico “territorio de la Alianza”) da suficiente seguridad así como referencias a las fragilidades del flanco sur. La OTAN sabe que de la nueva frontera planetaria entre “este y oeste” que se está creando tras la invasión de Ucrania, forma parte la frontera argelino-marroquí, y a saber Malí, que está virando. Pero no sólo somos españoles, que ya es mucho, sino que somos Europa y somos la UE. Ahí tenemos que observar un sorprendente giro en la política exterior americana, que, tras lustros de ir girando su estrategia militar hacia el Pacífico, avisando y recomendando a Europa de cuidar ella misma de sus propios intereses militares y de seguridad, pues la protección americana iría menguando, da un brusco y abrupto cambio de 180 grados, poniendo a Europa como primer teatro de operaciones a corto plazo y enviando más tropas y armamento. Para los ciudadanos de la UE y otros europeos, es tranquilizador en el plazo inmediato, pero tiene un reverso peligroso a medio plazo: la situación de la UE (y Gran Bretaña) como protectorado americano se vuelve a reforzar, con lo que supone de limitada soberanía para los ciudadanos de la UE, incluidos los españoles. Ya se ha visto la fragilidad y los peligros que entraña mantener tal dependencia prácticamente absoluta de los EEUU permanentemente. Si la nueva cara de la OTAN supone anular o retrasar la creación urgente de una política y una fuerza de defensa europea, poderosa y autónoma, aunque sea como una rama de la OTAN, es muy mala noticia a futuro para los ciudadanos de la UE y su soberanía. Europa y la UE serían doble perdedoras de la nueva actitud expansionista rusa. Ya se ha reunido el G-7, se ha reunido la OTAN, va siendo hora de que se reúna el Consejo Europeo y decida qué va a ser la UE de mayor.