Durante la sequía récord de fines de 2018, el volumen del transporte de carga en las vías navegables interiores de Alemania cayó temporalmente más de una tercera parte. La economía alemana es sumamente sensible a cualquier afectación al Rin, el río más grande del país y la vía navegable más transitada de Europa.
Aunque en este momento el nivel del agua en la estación de monitoreo de baja profundidad de Kaub ha subido, la producción industrial total podría bajar cerca de uno por ciento si el nivel llega a ubicarse por debajo de la marca crítica de 78 centímetros durante 30 días, advirtió recientemente el Instituto de Economía Mundial de Kiel (IfW Kiel).
El transporte marítimo interior en Alemania es de particular y gran importancia para fuentes de energía como el carbón y el gas natural. Las restricciones al transporte por el río Rin "golpearían cadenas de suministro ya muy afectadas", dijo el vicepresidente IfW, Stefan Kooths.
Para poder asegurar un suministro de energía suficiente en estas circunstancias, Alemania decidió recientemente dar prioridad al transporte por tren de las cargas relacionadas con la energía sobre el transporte de pasajeros. "Incluso los trenes de pasajeros pueden funcionar sólo si nuestra red eléctrica y el suministro de energía son estables", dijo el ministro de Transporte, Volker Wissing.
Pero la asociación de la industria alemana, BDI, considera que pasar del transporte por barco al transporte por tren es difícil debido a la actual congestión de los ferrocarriles, la pandemia y la escasez de maquinistas. Es sólo una cuestión de tiempo antes de que nuevos cuellos de botella en el suministro, recortes en la producción o incluso cierres afecten al sector, dijo BDI.
"Los políticos, la economía y la sociedad se deben preparar para el hecho de que, en el futuro, periodos secos como este ya no sean sólo una excepción, sino la regla", advirtió a principios de este mes el director gerente de BDI, Holger Loesch.
La actual sequía abarca grandes zonas de Europa y es la más grave en cerca de al menos 500 años, dijo la Comisión Europea. Cerca de la mitad de la Unión Europea se encuentra en estado de alerta, lo que significa que ha habido menos precipitación de lo habitual y que no hay suficiente humedad en el suelo.