Aunque los acontecimientos fiscales en el Reino Unido acapararon los titulares en la mañana de la sesión de ayer, el día en su conjunto será recordado por la gran puja por los Treasuries de EE. UU. tras los datos más débiles de fabricación del ISM en septiembre y el impacto que la moderación de los tipos estadounidenses tuvo en los activos de riesgo. Publicados hoy, los datos de la encuesta PMI de ISM, que se considera más importante en EE. UU. que la medida de S&P que predomina en Europa, mostraron que la actividad en el sector manufacturero fue mucho más débil de lo esperado. Con una cifra de 50,9, los datos se quedaron 1,1 puntos por detrás de las expectativas y sugirieron que el sector manufacturero de EE. UU. estaba expandiéndose, pero por muy poco. Los subíndices pintaron un panorama aún peor.
Los nuevos pedidos bajaron de 51,3 a 47,1, la cota más baja desde mayo de 2020, mientras que el índice prospectivo de demanda manufacturera presentó un aspecto incluso peor, una vez eliminada la demanda de inventario. Para el doble mandato de la Fed, los índices de empleo y de precios pagados también cayeron notablemente. El empleo bajó 5,5 puntos, hasta 48,7, mientras que los precios pagados bajaron 0,8 puntos, hasta 51,7, lo que supone un enorme retroceso respecto a los 78,5 de junio. Si bien los casos puntuales sugieren que la contracción del empleo se debe a un mercado laboral ajustado, el informe del ISM señaló que la economía estadounidense se estaba desacelerando y las presiones inflacionarias estaban empezando a enfriarse dentro de los sectores de bienes básicos. Esto llevó a los mercados no solo a descontar un tipo terminal más bajo, del 4,35 % en mayo de 2023, sino también una mayor probabilidad de recortes en el 2T de 2023. Estas dinámicas en los mercados de permutas se filtraron hasta los bonos, con la rentabilidad de los Treasuries a 2 años cayendo 20 puntos básicos en un momento de la sesión de ayer.
La reducción de los tipos estadounidenses impulsó los índices de renta variable globales y catapultó las divisas con una alta sensibilidad a las condiciones de riesgo más de un punto porcentual al alza frente al dólar, mientras el índice DXY caía un 0,38 %. Sin embargo, desconfiamos en prestar demasiada atención los datos del ISM, ya que los mercados se han equivocado antes por mediciones de datos subjetivos que daban síntomas de debilidad, antes de ser rectificadas por sólidas publicaciones de datos objetivos. Consideramos que el informe de empleo del viernes es más decisivo para la trayectoria a corto plazo del dólar, pero prestaremos mucha atención al aluvión de comentarios de la Reserva Federal esta semana, especialmente en medio de una mayor volatilidad en los principales mercados de bonos.
El BRL ha registrado su mayor subida en un día desde agosto de 2018, de 4.56%, tras la celebración de las elecciones generales el pasado domingo. Pese a que los últimos sondeos daban a Lula claro vencedor, situándolo cerca de la mayoría necesaria para evitar una segunda vuelta el 30 de octubre, el resultado mejor de lo esperado del actual presidente Bolsonaro, que solo se alejaba algo más de 5 puntos porcentuales del favorito (48,4% frente a 43,2%), forzaba una segunda vuelta. La posible suavización del discurso de ambos y la presentación de medidas más favorables al mercado, en su lucha por los votos centristas el próximo 30 de octubre, podría beneficiar a un mayor repunte del BRL. Sin embargo, la subida del real, debida en parte a un entorno más favorable al riesgo en los mercados mundiales, puede haber enmascarado parte del riesgo subyacente del resultado electoral del fin de semana. Dado que ambos candidatos están más cerca de lo esperado, ha aumentado la posibilidad de que se produzcan unas elecciones disputadas, lo que sería muy poco favorable para el mercado. Una adaptación de las expectativas generales tras la sorpresa de Bolsonaro y la formación de apoyos de los candidatos de centroizquierda, Ciro Gomes, y centro derecha, Simone Tebet, serán igualmente claves para la determinar fortaleza del BRL de cara al próximo 30 de octubre.
La volatilidad se mantuvo ayer elevada en el par GBPUSD, por la inicial sacudida de la libra por los rumores de una revocación del recorte del tipo impositivo del 45 %, que más tarde serían confirmados por el ministro Kwarteng, y por el impulso posterior por el deterioro de los datos manufactureros de EE. UU. y un entorno de riesgo más robusto. Con los rendimientos de los Treasuries de EE. UU. que siguen cayendo esta mañana, encabezados por los títulos a 2 años, que bajan más de 8 puntos básicos para cotizar apenas por encima del 4 %, y las noticias en el Financial Times de que el ministro Kwarteng adelantará su presupuesto a medio plazo a este mes, después de haber citado previamente el 23 de noviembre como fecha de publicación, la libra cotiza cerca de medio punto porcentual al alza frente al dólar. Al igual que con la reacción de precios en el euro, creemos que la recuperación de la libra es en gran medida un producto de valoraciones baratas y una mejora en las condiciones de riesgo global debido a los menores tipos estadounidenses, que pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos, como se ha demostrado este año.