Un primer indicio sería el ”fracaso” de la cumbre sobre el clima de Bali. Contrariedad que el Secretario General de la ONU atribuye a la pérdida de confianza entre “el Norte y el Sur”. No es forzosamente una buena noticia porque sí existe un problema y porque un acuerdo planetario siempre supone un avance de la humanidad. Pero habrá más COP y no se ha roto la baraja. Si este relativo fracaso obligase a nuestros gobernantes a dejar de utilizar el alarmismo histérico como impulsor de grandes sacrificios no tan bien repartidos, obligase a ir considerando las incertidumbres de la ciencia para serenar las reacciones a lo “niña Greta”, obligase a tener muy en cuenta el tiempo de desarrollo de las acciones necesarias para hacer sufrir lo menos posible a las poblaciones más débiles y, sobre todo, obligase a centrarse mucho más en una especialidad de la especie humana cual es la adaptación a las nuevas situaciones antes que a pretender cambiar dinámicas telúricas o geológicas, podríamos tener una esperanza de que las cosas se harán con más mesura, sentido común y sensibilidad a los sacrificios de cara al futuro.
También hemos asistido a un inesperado giro en la política norteamericana. El Presidente Biden ha obtenido un resultado cien veces mejor en las elecciones de medio mandato de las que obtuvieron Clinton u Obama, que sin embargo, fueron reelegidos sin dificultad. No ha habido voto de castigo alguno para los demócratas que conservan el Senado. Incluso, al haber perdido el Congreso, se asegura un mejor contrabalanceo de poderes que, sin duda, arrinconará aún más las pretensiones “woke” del ala radical. ¿Dónde está, dónde queda, Kamala Harris, ese inteligente señuelo electoral? Por otra parte al Partido Republicano le ha nacido un problema muy gordo, que puede ser autodestructivo, con la pelea previsible entre Trump y sus potenciales rivales hermanos como el reforzado Desantis en Florida. Y una cierta previsión de estabilidad demócrata poco woke a medio plazo es una buena noticia para los europeos.
Finalmente la malhadada guerra en Ucrania parece poder entrar tímidamente en otra fase con la llegada del invierno y tras el penoso episodio del misil caído en territorio polaco. Con el leve distanciamiento hacia Zelenski y su contundente manera de hacer evidente que no entrará en guerra abierta, la OTAN facilita la posibilidad de negociaciones entre EEUU y Rusia. Lo que haría esperar un posible alto el fuego mientras se negocia…Sí, ya sabemos que no hablamos de negociadores ucranianos y que esto recuerda el famoso pacto Molotov-Ribbentrop que nos hace chirriar, como hace chirriar a los polacos que no lo olvidan. Pero fue un pacto entre dictaduras totalitarias y no hay ningún Ribbentrop en los negociadores americanos. Admitido que la política internacional es, como siempre, una relación de poder, tragados los sapos, una esperanza de suspensión de hostilidades es una buena noticia para los europeos, ucranianos incluído.
Y así estamos llegando al Mundial del que, tal vez les haya distraído un momento.
Coda a modo estrambótico: “Un día todo irá bien, he aquí nuestra esperanza. Todo va bien hoy, he aquí nuestro espejismo” (Voltaire)