En 2018, publiqué el libro Arganzuela: Atocha, Delicias, Legazpi, que ha tenido gran aceptación en las librerías y en las grandes superficies, a juzgar por los datos de ventas. No obstante, en su presentación tuve que soportar la falta de respeto de la entonces concejal presidenta, Rommy Arce, que me dejó plantado en el último minuto para estar presente en un acto de partido (para bien o para mal, hoy las redes sociales nos lo cuentan todo). Fue, ciertamente, bastante desagradable y desconcertante. Nunca olvidaré las palabras del ex ministro de Cultura y ex director de la Casa del Lector del Matadero, Cesar Antonio Molina, que firmó el epílogo de este libro: “Esa concejala que admira a Sendero Luminoso te la va a liar”. Dicho y hecho. Ese era el nivel del equipo que acompañaba a la ex alcaldesa, Manuela Carmena.
A Cayetana Hernández de la Riva, la concejal presidenta que sustituyó a Arce, le pedí —lo primero— que no me deje “colgado” a la hora de presentar el libro Arganzuela 50 Aniversario, algo que cumplió con creces, fruto de su interés de que Arganzuela sea una referencia cultural dentro de Madrid. A pesar de qué estábamos en plena pandemia de Covid-19, el alcalde, José Luis Martínez Almeida, hizo acto de presencia en una presentación de la que tengo un gran recuerdo, aunque tuvo aforo reducido y estuvo varias veces a punto de suspenderse. Cosas del coronavirus que parece que, por fin, estamos dejando atrás, aunque nos haya supuesto un gran sufrimiento colectivo.
En 2022, edité un tercer libro sobre el distrito titulado Arganzuela es cultura, que es un paseo literario por este territorio poblado por los primeros madrileños del Mayrit musulmán, por San Isidro —patrón de la Villa—, Enrique IV, Isabel la Católica, los escritores del Siglo de Oro, el marqués de Vadillo, Carlos III, Goya, Mesoneros Romanos, Ángel Fernández de los Ríos, Benito Pérez Galdós y Pío Baroja, entre muchos otros. Esta publicación se remata con una serie de entrevistas a importantes agentes culturales de Arganzuela, como los responsables de la Biblioteca Municipal Pío Baroja, el Centro Cultural de la Casa del Reloj y el Centro Cultural del Centro Dotacional Integrado. A su presentación acudió la delgada de Cultura, Andrea Levy.
Desde 2019 a 2023, la inversión en Arganzuela por parte del Ayuntamiento de Madrid creció exponencialmente, a la estela de los objetivos que se fijó Hernández de la Riva al comenzar esta legislatura que, ahora, está próxima a terminar: “seguir haciendo de Arganzuela un distrito económicamente pujante, que atraiga inversores y comerciantes, con excelentes servicios públicos, referente cultural y que continúe con su transformación urbanística y residencial”.
Uno de los hitos más importantes de estos años ha sido la completa urbanización de la zona del Mahou-Calderón y la cubrición definitiva de la M-30 en Madrid Río. Asimismo, ha tenido especial relevancia la instalación de la base del Samur, algo que otorga mayor seguridad a los vecinos de todo el municipio, por su ubicación estratégica. No obstante, considero que el mayor logro de Hernández de la Riva ha tenido que ver con la cultura, aunque ello quizás no haya conllevado dotaciones físicas de envergadura, como en el caso de los anteriores. Se ha creado el certamen literario Benito Pérez Galdós, se ha potenciado la feria del libro, se ha fomentado el talento artístico con los premios Arganzuela, se ha potenciado la agenda musical, cinematográfica y teatral, se han patrocinado infinidad de actividades deportivas y ha habido espacios específicos para niños, mayores y mujeres, entre otras muchas actuaciones.
Arganzuela, históricamente un distrito industrial y ferroviario, es, en la actualidad, conocido por su oferta cultural, que no tiene nada que envidiar a otros puntos de la capital de España ubicados en el vecino distrito de Centro. De ese impresionante contraste histórico versará mi cuarto libro sobre Arganzuela, que ya está en preparación, aunque los tiempos de la investigación son más pausados y sosegados que los de otros ámbitos, más frenéticos e inmediatos. Lo que sí hay que decir bien alto que Arganzuela tiene cuerda para rato.