No obstante, la pérdida de 2 escaños por parte de Geroa Bai y de 1 por parte de Contigo/Zurekin obliga a los socialistas a pedir la abstención o bien de UPN o bien de EH Bildu para poder gobernar con el apoyo del tripartito. Ante esta casuística, el portavoz del PSN, Ramón Alzórriz, ha pedido a Javier Esparza que si quiere evitar que Bildu tenga poder y potestad en las decisiones ejecutivas en Navarra, se abstenga en la investidura de Chivite. El plan de los socialistas es claro, emprender un gobierno progresista y una oposición conformada por UPN, PP y Vox.
El PSN y Bildu han culminado a acuerdos que se llevan diseñando y discutiendo en Navarra desde hace lustros (como la expulsión de la Guardia Civil de las carreteras navarras) y han mantenido una relación muy estrecha a lo largo de esta legislatura, por lo que se temía que ambos partidos podrían pactar tras estos comicios autonómicos y municipales tanto para que los socialistas presidan una legislatura más el gobierno navarro como para que los abertzales se hicieran (tal y como auguraban las encuestas) con el control del Ayuntamiento de Pamplona. No obstante, la inesperada convocatoria de elecciones generales anticipadas por parte de Pedro Sánchez para el 23 de julio se ha traducido en un cambio de intenciones por parte de los socialistas navarros.
Como ya avanzó el martes Elma Saiz, el Partido Socialista no apoyará a Bildu en los pactos en el consistorio, por lo que Cristina Ibarrola será la próxima alcaldesa de Pamplona. Esta decisión ha desencadenado la sorpresa de Arnaldo Otegui, que se preguntaba "¿cuándo dejarán de pensar que la gente es boba?". El líder batasuno afirmó tras conocer la decisión de Elma Saiz (PSN) que llevan toda la legislatura acordando medidas y presupuestos con los socialistas y que no comprende el porqué de esta decisión. La estrategia de Pedro Sánchez tras la debacle que sufrió su partido el pasado 28-M pasa por agrupar el voto de la izquierda para poder hacer frente a la marea que conforman el PP y Vox, que han conseguido arrebatar al PSOE gran parte de los gobiernos autonómicos. Sánchez procurará que la mayor parte del electorado de la izquierda confíe en él tras más de 3 años de una cuestionable gestión, en la que le ha dado tiempo de indultar a los presos catalanes, finiquitar el proceso de traslado de presos etarras a cárceles vascas, pactar con Bildu su propia investidura, echar a la Guardia Civil de Tráfico de Navarra.
Además, normalmente la presidencia del parlamento foral la ostenta el segundo partido de la coalición de gobierno (estos últimos 4 años lo ha hecho Unai Hualde, de Geroa Bai). El 16 de junio, por ley, debe constituirse el Parlamento de Navarra, por lo que ese día podremos saber ya a quién ha decidido el PSN tender la mano para la investidura de su candidata.
Los socialistas navarros no quitan ojo de las acciones que tomen lugar en la calle Ferraz de Madrid. De todos modos, tienen claro que quieren cerrar la investidura de María Chivite es su prioridad, pero también están convencidos de que ello debe pasar por un pacto con las fuerzas progresistas (Geroa Bai y Contigo/Zurekin) y la abstención de UPN, pero nunca por pedir sus votos a Bildu, aunque esta vía agilizaría mucho el proceso de investidura.