El sector asegurador en España se encuentra actualmente bajo la presión de los efectos adversos de la inflación, lo que plantea desafíos importantes para las empresas y los consumidores. La continua escalada de los precios de bienes y servicios está generando un impacto significativo para las compañías aseguradoras, ya que afecta directamente al coste de producción y esto se traduce en un incremento en las primas, lo que perjudica además a los asegurados, especialmente a aquellos con presupuestos más ajustados. En este sentido, la inflación ataca a las aseguradoras en tres frentes principales: valor de sus activos, reclamaciones y costos, así como a las primas. El primero es a todo lo relativo a inversiones en bonos, acciones y otros activos financieros. "Cuando hay inflación, el valor nominal de estos activos puede disminuir en términos reales. Si una aseguradora tiene bonos a largo plazo con una tasa fija, la inflación puede erosionar el poder adquisitivo de los pagos de intereses y el valor del principal en términos reales", indica Ricardo Correa, Latam Regional Manager de AV Group.
El segundo frente se refiere a la subida de los costes de atención médica, reparaciones de vehículos, de reposición de bienes y otros gastos relacionados con las reclamaciones de seguros. Esto puede presionar los márgenes de las aseguradoras y afectar su rentabilidad.
Y el tercero, en cuanto a las primas, en un entorno de inflación alta, las aseguradoras pueden necesitar ajustar sus primas para reflejar los mayores costos y riesgos asociados. Sin embargo, aumentar el precio puede resultar difícil en un mercado altamente competitivo, lo que puede afectar la capacidad de las aseguradoras para mantener sus márgenes de beneficio y participaciones de mercado.
Por ello, para hacer frente a estos desafíos, las compañías de seguros deben adaptarse y adoptar estrategias proactivas. En primer lugar, es fundamental que ajusten sus modelos de precios y cobertura para tener en cuenta el entorno inflacionario. Esto implica evaluar cuidadosamente los riesgos asociados y establecer primas acordes con los nuevos costos y condiciones económicas.
Asimismo, las aseguradoras deben fortalecer su capacidad financiera para hacer frente a los mayores gastos operativos y a posibles incrementos en las reclamaciones. Esto implica una gestión prudente de los activos y una evaluación rigurosa de los riesgos financieros a los que se enfrentan.
También hay que tener en cuenta que los bancos centrales están haciendo grandes esfuerzos en el manejo de sus tasas de interés de referencia, para frenar voluntariamente la economía y “enfriar” la demanda, lo cual tendría en teoría un efecto cadena de desaceleración de la inflación en el mediano y largo plazo.
"La inflación está ejerciendo una presión significativa sobre el sector asegurador en España. Las aseguradoras y los asegurados deben estar preparados para adaptarse y buscar soluciones, que permitan mantener la protección necesaria en un entorno inflacionario. La cooperación y la transparencia entre ambas partes son fundamentales para lograr un equilibrio que garantice la sostenibilidad y la eficiencia en el sector asegurador", concluye Ricardo Correa.