Primero vayamos al concepto. La Ag2030 es una especie de declaración de principios sobre lo bueno que es el bien enemigo de todo mal que han suscrito 193 países y algún otro como observador. O sea todos. Así sucede con su apéndice natural, los objetivos de desarrollo sostenible. Por supuesto la ONU no dice como perseguirlos y conseguirlos, dejando a cada Estado interpretar los principios generales establecidos y decidir sobre su ejecución. Vemos así que Rusia decide implementarlos invadiendo Ucrania, China manteniendo total opacidad sobre la COVID, los azeríes matando armenios…y los españoles confederándose asimétricamente. Es decir que la Ag2030 sirve para cualquier cosa, pero no debe nunca servir como pretexto para que las naciones se desresponsabilicen de sus actos. Es una especie de guía de buenas intenciones que, como todas estas utopías, no se cumple nunca y empezaremos a hablar de la Ag2050.
Y ahora entenderemos mejor la injusta histeria que provoca el concepto en algunos países occidentales. En esas naciones, los Gobiernos y la UE han decidido que implementar la Ag2030 consistía en inocular la desagradable, divisiva y mentirosa ideología woke, creando traumas sociales, a la vez que precipitaban temerariamente decisiones para revolucionar urgentemente sus sistemas energéticos, causando traumas económicos. Creemos que tras enfrentarse a la cruda realidad, sobre todo después de la tragedia COVID y la invasión de Ucrania, algunas naciones, y la UE en particular, están empezando a modular mejor su estrategia de desarrollo propio de la AG2030, lo que es una buena noticia y lo que indica que los “culpables” de eventuales desaguisados son los Gobiernos y no, precisamente la relación de buenas intenciones que es la Agenda. En el caso de España es bastante claro que el Gobierno utiliza la Ag2030 como parapeto y justificación de sus acciones más malhadadas o simplemente equivocadas. No lo permitamos, exijamos que el Gobierno y la UE desarrollen la Ag2030 de forma y ritmo que no comprometa el bien común de la inmensa mayoría de los ciudadanos. Los Gobiernos.