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Por qué Javier Milei ganará en Argentina

Por qué Javier Milei ganará en Argentina
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· Por J. Nicolás Ferrando

sábado 07 de octubre de 2023, 12:26h
Cuando estos días me preguntan de manera repetida e insistente quién será el próximo presidente de la República Argentina, mi país de nacimiento, no tengo dudas en afirmar que será, salvo sorpresa, Javier Milei, el ultraliberal y autodenominado libertario que dio la sorpresa en las PASO del pasado 13 de agosto de 2023 superando al kirchnerismo gobernante y la oposición conservadora, representada por Juntos por el Cambio. En mi opinión, ni Sergio Massa ni Patricia Bullrich son candidatos lo suficientemente consistentes para detener su irreversible triunfo, que se encuadra dentro de un crecimiento de la extrema derecha a nivel mundial, pero que también tiene importantes causas internas. La duda está si lo conseguirá en primera vuelta o tendrá que medirse en el denominado ballotage en el mes de noviembre del presente año.

No es mi deseo, puesto que creo que adentrará al Estado en un terreno claramente desconocido y desconcertante, pero considero, irremediablemente, que es lo que sucederá. Mi vaticinio se sustenta, por un lado, en la historia de la nación austral, plagada de falsos héroes que incumplieron sus promesas, y por otro, en la propia idiosincrasia de los argentinos, que es una sociedad que no está habituada a generar consensos y que es propensa a vulnerar las leyes más elementales, haciendo inviable la construcción de un país serio y respetado en el mundo, pese a contar con los recursos para lograr tal finalidad.

En cuanto a las razones históricas, hay que recordar que el mismísimo José de San Martín se tuvo que exiliar a Francia ante las luchas internas entre unitarios y federales que se resolvieron recién en 1860, 44 años después de la declaración de independencia del Reino de España. Posteriormente, figuras alabadas por el pueblo argentino del siglo XIX como los presidentes Domingo Sarmiento, Nicolás de Avellaneda o Julio A. Roca tuvieron un importante déficit democrático: jamás ganaron unas elecciones libres e implantaron el fraude como su forma de elección, sin que ello generase ningún tipo de inconveniente en la sociedad en su momento y tampoco, luego, en el juicio de los historiadores oficiales, que todavía anhelan aquella “maravillosa e idílica” etapa.

Durante todo el siglo XX y hasta la actualidad, los golpes militares y los liderazgos mesiánicos son una constante que se repite en la historia argentina. El peronismo es la máxima expresión de un populismo que, ciertamente, fue exportado como ideología a otras latitudes del planeta como una forma social, aunque grotesca y peculiar, de gobernar y hacer política. Javier Milei, haciendo honor a esa historia, se presenta como el líder que salvará al país del abismo despreciando a todos sus rivales y proponiendo, una vez más, empezar de nuevo, como si un país con una crisis tan sistémica se pudiera dar ese lujo. No es un discurso novedoso y la música ya me suena tanto que es un evidente y burdo plagio. Hay que estar ciego para no verlo, pero dice el refrán que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Sus primeras palabras en el debate celebrado en la ciudad de Santiago del Estero el pasado 1 de octubre de 2023 fueron las siguientes: “Soy Javier Milei, economista, liberal y libertario, soy especialista en crecimiento económico con o sin dinero, sé cómo hacer crecer a una economía, sé cómo terminar con la pobreza y, sobre todo, sé cómo exterminar la inflación”. Salvando las distancias, son similares a las que profirió Carlos Menem a finales de los 80, Fernando De la Rúa a finales de los 90 y el kirchnerismo en el siglo XXI. Pese a que él se considera el dirigente que salvará al país de la “casta gobernante”, no es más que una mera repetición de la historia. Esta vez bastante vulgar y extravagante, por cierto. Considero que quién no aprende de sus errores pasados es incapaz de planear un próspero y prometedor futuro y Argentina no aprende y reincide en sus crónicos fallos. Así le va.

Renglón aparte merece el poco apego por la legalidad que existe en la sociedad argentina. Indicadores como el trabajo informal o la evasión fiscal hablan por sí solos. Lamentablemente, es un país fallido que no es capaz de forjar amplios consensos que le permitan despegar ética, social y económicamente. Es el caldo de cultivo perfecto para que el peligroso discurso de Milei cale y suscite amplios apoyos puesto que, sin decir nada nuevo, dice lo que un amplio espectro de la sociedad quiere oír. Otra cosa muy distinta es que pueda cumplir con lo que promete.

Argentina se asoma al precipicio y no hay alternativa posible para impedir la anunciada caída y, a la postre, la enésima crisis de su historia. Habrá, con total seguridad, con la elección de Javier Milei un estruendoso estallido social si es que se anima a llevar a cabo su estrafalario programa, severamente matizado según transcurre la campaña.

Y si se diera el caso de que pierda Milei, algo que ningún sondeo serio contempla a fecha de hoy, se profundizará la política del kirchnerismo que tanto daño ha hecho al país en las últimas décadas.

La inigualable voz de Paloma San Basilio cantando la célebre canción “No llores por mí Argentina” será nuestra único consuelo, porque seguro que, pase lo que pase, vamos a llorar.

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