Las ambiciones de una organización terrorista interfieren en las relaciones diplomáticas a escala global. Es importante recordar que Hamás, movimiento yihadista que mantiene estrecho vínculos con el debilitado pero activo Estado Islámico (ISIS), persigue la total aniquilación de Israel y la construcción de una entidad territorial fundamentada en la versión más radical de la sharia. El gobierno de emergencia que lidera Benjamin Netanyahu se enfrenta a esta amenaza constante y a la animadversión declarada de otros actores regionales y estatales.
Irán lleva décadas intentando desestabilizar las fronteras del norte, suministrando armamiento y respaldo logístico a los líderes chiíes de Hezbolá, y del este fortaleciendo vínculos operativos con la Yihad Islámica (YI). Asimismo, el lanzamiento de cohetes desde territorio sirio es otra de las dificultades solucionadas parcialmente con el avanzadísimo Iron Dome, la cúpula de hierro. Pero hasta la fecha, el IDF nunca había tenido que enfrentarse a todos estos desafíos al mismo tiempo. A raíz de lo acontecido y estando en juego la existencia misma del país fundado por Ben-Gurion, a su vez integrante del movimiento paramilitar sionista Irgun, es posible que nos encontremos ante un punto de no retorno.
La contraofensiva del ejército israelí y la labor de los servicios de información tanto internos como en el exterior se sustentarán probablemente en base a los principios de la doctrina estratégica del IDF articulada entre 2015 y 2019 y luego ampliada en 2020 con la definición tanto de Hamás como de la YI de “ejércitos organizados” y no “insurgencia” o “guerrilla”. Esto conlleva un mayor despliegue de fuerzas militares, tanques y blindados con el objetivo de hacer frente a múltiples amenazas y a la regionalización del conflicto. El temor a un nuevo fatídico despiste obliga Tel Aviv a monitorizar y anticiparse tanto en Cisjordania, Líbano meridional y Altos del Golán.
Como mencionado, Israel se enfrenta a una amenaza múltiple y transversal. Siria desde 2011 es un país fragmentado, inestable y gobernado con puño de hierro por Bashar al-Ásad. Es muy probable que la familia presidencial no tenga intereses en enemistarse ulteriormente con Tel Aviv, pero de ninguna manera logra controlar el antisionismo imperante entre sus ciudadanos. Líbano desde febrero de 2005 llora el asesinato del ex primer ministro Rafiq Hariri y sigue inmerso en una catarsis revolucionaria para pedir un cambio político. Además se enfrenta a la peor crisis económica desde la guerra civil con una deuda pública equivalente al 150% de su PIB. Y en el trasfondo la sempiterna amenaza de Teherán, siendo los herederos de Khomeini quienes más se beneficiarían de un importante debilitamiento de Israel.
También la inestabilidad en Cisjordania puede acrecentarse debido a la nula influencia política y social de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). La autoridad de Mahmud Abás es cada día más cuestionada Los escándalos que atañen a sus más estrechos colaboradores y la corrupción imperante han minado la credibilidad de la OLP facilitando la consolidación de Hamás y de otros movimientos fundamentalistas.
Los gobiernos de Israel en estos últimos años habían alternado tanto enfoques ofensivos como defensivos basados en el compromiso de asegurar la continuidad del Estado y alimentando una eficaz disuasión. Se evitaron en la medida de lo posible confrontaciones directas. Pero el ataque mortífero de Hamás impone el uso de la fuerza militar en su totalidad y la adopción de ofensivas constantes.
No cabe duda de que la incursión por tierra, mar y aire de las brigadas al-Qassam ha socavado las certezas israelíes sobre la eficacia de sus servicios de información. Los miles de cadáveres pesan más del secuestro de los atletas olímpicos en 1972. Hamás con similar despliegue eligió la muerte y el sacrificio de sus integrantes y el terrible asedio de los palestinos que malviven en la franja de Gaza. Millones de personas condenadas a una larga y sangrienta hostilidad ideológica e identitaria. Los yihadistas ejercen una fuerte presión hacia las familias para que nadie salga de sus hogares bajo pena de ser fusilados acusados de traición.
De la misma manera inquietan los llamamientos de Khalid Mashal, fundador del movimiento armado, a librar una ofensiva global contra la diáspora judía. El asesinato en Francia del profesor Dominique Bernard es triste consecuencia de “una atmósfera extremadamente negativa”. El ministro de Interior francés Gérald Darmanin reconoció la existencia de “un vínculo entre lo sucedido y Oriente Próximo”.
El IDF debería evitar el uso de tanques en las proximidades e incluso en dentro de las zonas urbanas. Hamás pretende convertir el territorio en una guerrilla permanente y dispone de cohetes y misiles para hacer frente a una invasión convencional. También es novedosa la capacidad de la organización terrorista de lanzar bombas a través de drones y, como afirma el experto italiano Claudio Bertolotti, “aumentar el nivel de amenaza para las tropas convencionales en el terreno”.
Confiemos en que la diplomacia se imponga a los delirios bélicos. De ninguna manera se adopte la máxima latina “si vis pacem, para bellum”.