Cuáles son las principales diferencias
Tamaño de la estructura: es una de las diferencias básicas. La complejidad de las operaciones que suelen gestionar es distinta ya que se pasa de estructuras simples a contar con empleados y con una facturación bastante diferente.
Además, la responsabilidad legal y fiscal también cambia significativamente. Se pasa de ser tributante como persona física a hacerlo como sociedad limitada o anónima, dependiendo de cada caso, y respondiendo a requisitos distintos.
“Para la gestión de una pyme es clave contar con una buena asesoría capaz de encargarse de todo lo relativo a los recursos humanos (contratos, nóminas, regulaciones laborales), fiscales (presentación de resultados, IVA, gestión financiera, contabilidad) o incluso cumplir con normativas comunitarias e internacionales si se opera fuera de las fronteras también” explican desde la gestión de pymes en Pamplona.
Atendiendo a las últimas cifras, en España el número de autónomos ronda los 3.335.000, mientras que pymes no llegan a tres millones, de los que cerca del 38% son microempresas con un trabajador y el 5.63% son pequeñas empresas
“El ecosistema laboral en España habla, sobre todo, de empresas pequeñas que no superan los 5 trabajadores en casi un 60% de los casos. Eso significa que son entidades que requieren de externalizar ciertos servicios como el de la gestión de nóminas o incluso la presentación de papeles vía sede electrónica a través de sus asesorías” explican.