Según palabras de los representantes de la Cámara de Madrid el impacto económico va a ser magnífico pues creará 8.200 puestos de trabajo directo y otros miles indirectos tanto para la industria, como para servicios, hostelería, transporte, etc. Así como atraerá a alrededor de 120.000 personas, prácticamente la mitad de ellos extranjeros. Un gran impacto social, turístico y económico calculado en el 0,2% del PIB de la Comunidad de Madrid.
Barcelona acoge desde 1.991 (año preolímpico) el Gran Premio de Fórmula 1 y desde el año siguiente (el año olímpico) un Gran Premio de Moto GP en el llamado Circuito de Montmeló o Cataluña. El impacto económico de la Fórmula 1 es el triple que el de las motos GP por lo que, en caso de perder la gran prueba, crearía un vacío económico muy importante para Barcelona y Cataluña en general y para la Comarca del Vallés Oriental con su capital Granollers, en especial. Recordemos que finales de los años 80 y los inicios de la década de los 90 fueron momentos en los que los políticos catalanes tenían claro que había que apostarpor acciones de fuerte impacto deportivo (F1, Motos GP, Olimpiadas) para conseguir inversión que redundara en un crecimiento económico inmediato en los servicios, el turismo y la industria haciendo que Cataluña fuera atractiva para el turista y el empresario nacional o internacional.
Madrid y Barcelona siempre han sido vasos comunicantes. En escasas ocasiones llueve a gusto de ambos a la vez. Y en el caso de Barcelona no hay nada peor para ciertos políticos, evidentemente los más cerriles e independentistas, que comprobar que Madrid “se apropia” de una de sus joyas de promoción turística: la Formula 1. Aunque Stefano Domenicali actuó diplomáticamente en la misma presentación al no descartar que Barcelona pueda mantener un Gran Premio, los políticos catalanes tienen la mosca tras la oreja y ya empiezan a sentirse víctimas del “Madrid ens roba”. Y les ronda la mosca porque saben que no han hecho los deberes cómo ni cuándo debían.
Hoy en día el Circuito de Montmeló genera, a través de su prueba automovilística de F1 y según un Informe elaborado por el Gabinetd’EstudisEconómics de la Generalitat catalana, más de 205 millones anuales y 1.100 puestos de trabajo directo y unos 600 indirectos, a lo que habría que añadir otros 50 millones que se recaudan en servicios auxiliares como la restauración, el turismo o el comercio, con un gran impacto en los pequeños negocios de Barcelona, Granollers y Montmeló. Todo eso significa un retorno fiscal de otros 50 millones anuales de los que una tercera parte se queda en las administraciones autonómica y locales.
La titularidad del Circuit de Barcelona-Catalunya pertenece a un Consorcio que dirige la Generalitat junto al RACC (versión catalana del RACE), Ayuntamiento de Montmeló y el Ayuntamiento de Barcelona. Ya sabemos que cuando algo “huele” a público siempre hay más políticos que gestores y eso nos lleva al punto habitual: problemas. La Organización de la F1 lleva avisando desde hace bastante tiempo que el Circuitrequiere deciertas inversiones económicas para adecuarlo a las necesidades actuales de unos 30 millones.Inversiones que se han ido atrasando por diversos imponderables pues entre embajadas y declaraciones unilaterales de independencia no estaban nuestros no-gestores políticos para perder el tiempo en impactos económicos, puestos de trabajos y esos detalles de “mortales”. Al final esas inversiones se están realizando, pero “a prisa y corriendo” con más sensación de llegar tarde que de ser solución.
Ya sabemos que lo que al dinero produce pavor es la inestabilidad. Y un grupo inversor como Liberty Media lo único que requiere es que el marco deportivo, político y económico encajen adecuadamente. Recordemos que el contrato entre Montmeló y la F1 acaba, precisamente, en el 2.026.Y, como es obvio, los hechos sucedidos en Cataluña en los últimos años, la inestabilidad política, el marco económico y la poca voluntad política de las instituciones no han ayudado a tranquilizar a los organizadores del gran evento. A ello debemos sumar que a la Organización no le gusta nada eso de que en el Gran Premio de España se escuchen dos himnos nacionales: elssegadors y el de España. Anomalía que sólo ocurre aquí.
Y otro “detalle” que tampoco agrada a la Organización es que el Ayuntamiento de Barcelona haya dejado de apostar por el Circiut y hayan dejado de contribuir con unos7 millones anuales porque la ex-alcaldesa Ada Colau y el actual secretario-primero del Congreso de los Diputados el hispano-argentino Gerardo Pisarelo (aquél que forcejeó con un concejal del PP desde el balcón de la Plaza de Sant Jaume para quitarle la bandera de España) entendían que el Circuit no aportaba nada a la ciudad de Barcelona. Increíble pero cierto. Tan cierto como que no podemos olvidarnos que los comunistas de Barcelona en Comú han contado con el apoyo del PSC-PSOE para tomar estas y todas las demás decisiones del Ayuntamiento de Barcelona durante los últimos 8 años de connivencia.
Sólo un detalle.El pasado año el gasto en embajadas y promoción exterior de la Generalitat ha sido de unos 43 millones y el déficit de TV3 y Catalunya Radio de otros 30 millones anuales. Por lo visto, lo de gestionar no es el fuerte de los políticos de Cataluña en los últimos años. Pero sí son capaces de racanear una pequeña inversión de 30 millones en 10 años a uno de los pocos focos de ingresos fijos y creación de puestos de trabajo que tenemos. Y se extrañan que Madrid haya conseguido el Gran Premio de España para el 2.026….