Dos españoles han sido asesinados por Hamas, Iván Illarramendi y Maya Villalobos. El gobierno español se ha tomado muchas molestias en no mostrar empatía alguna ni dar publicidad a estas muertes dado que eso podría hacer saltar por los aires su relato mientras en cambio sobreactuaba ante las muertes de los voluntarios de la ONG del chef José Andrés, aunque ninguna de esas víctimas era española.
España tiene vínculos históricos, culturales y económicos con Israel, millones de judíos se llaman a si mismo sefardíes, que en hebreo significa españoles, dado que proceden de España de donde fueron expulsados en 1492. Decenas de miles de esos sefardís hablan una variante del español antiguo llamado ladino, el vínculo es tal que los judíos sefardís tienen derecho según la legislación española a pedir la nacionalidad, pero el actual gobierno no tiene interés alguno en poner de manifiesto lo que une a España e Israel.
Desde muchas terminales mediáticas se mantiene a la ligera que Gaza es una cárcel al aire libre y que Israel no permite a Palestina convertirse en un estado, ambas afirmaciones son falsas. Israel se retiró de Gaza en 2007 y desde entonces su destino ha estado en manos de Hamas que no ha celebrado elecciones y ha sometido a la población gazatí a todo tipo de penurias al dictado de Teherán. Gaza tiene frontera con Egipto e Israel, la frontera egipcia permanece cerrada a cal y canto mientras la de Israel hasta el 7 de octubre, fecha de la invasión y matanza de Hamas en territorio soberano israelí, permanecía abierta para que miles de gazaties la cruzarán diariamente para trabajar en Israel.
La gran paradoja de la mentira del presunto abuso israelí sobre los palestino queda patente cuando se comprueba que en Israel viven más de 2 millones de árabes, palestinos, drusos y beduinos, todos ellos con representación política e incluso han formado parte del gobierno, la última vez en 2022. Los árabes de Israel tienen reconocidos sus derechos sociales, religiosos y políticos, en la Knesset (parlamento de Israel hay una mezquita para que los diputados palestinos o de otros estirpes árabes puedan rezar) y los tribunales israelís cuentan con magistrados palestinos. Se puede afirmar que ningún palestino que viva en la franja de Gaza o en Cisjordania (Judea y Samaria) vive en las mismas condiciones de bienestar que un palestino con pasaporte israelí que resida en ciudades dentro de Israel con mayoría árabe como Abu Gosh o Acre.
Por el contrario es inimaginable que un judío pueda vivir en Gaza o que la franja cuente con una mezquita. La lucha que ha desatado Hamas, la Yijad, los Huties y otros grupos terroristas no es, tal como presentan muchos medios, una lucha desigual entre un estado fuertemente armado como Isral frente a unos pobres desheredados como Hamas. Detrás de Hamas, Hezbollah y el resto de grupos terroristas que atentan contra Israel hay poderosos estados como Irán, Qatar, Siria, etc., que aportan millones de dólares, armamento, inteligencia militar y tecnología.
Israel, la única democracia de Oriente Medio, se enfrenta a decenas de países, sola y en su soledad defiende la civilización occidental basada en el respeto a la dignidad humana.