Tal como explican desde Proincentiva, un autónomo o pyme que tenga que pagar 50.000 euros de factura fiscal pero que haya hecho una aportación de 20.833,33 euros a algún proyecto cultural, generaría una deducción fiscal de 25.000 euros. “Es decir una rentabilidad del 20% de la aportación realizada. O lo que es lo mismo generaría una deducción fiscal del 120% recuperando la aportación realizada más una plusvalía” explican, poniendo especial atención que siempre hay que tener en cuenta que el máximo a deducir es la mitad de la cuota íntegra.
Además, la operativa para optar a la deducción fiscal es muy sencilla: se realiza a través de un acuerdo de financiación directo con el organizador o productor de los eventos o espectáculos.
Esta fórmula, que no todos conocen, tiene su origen en 2021, cuando se redactó una modificación a la normativa fiscal para incentivar, desde el lado privado, el sector artístico y cultural de nuestro país. Desde entonces, los organizadores, promotores o productores pueden optar por aplicar una deducción en su Impuesto de Sociedades o IRPF, o cederla a terceros para obtener ingresos adicionales para sus proyectos y espectáculos.
Esta estrategia fiscal, mucho más sencilla de lo que parece, es una de las herramientas más eficaces para conseguir dos objetivos: llegar a los presupuestos necesarios gracias a la aportación privada para desarrollar proyectos de cultura e incrementar las deducciones fiscales a nivel corporativo. Un win - win que parece que empieza a hacerse hueco en las planificaciones económicas de pymes y autónomos que desarrollan su profesión desde cualquier sector.