Si bien el secretismo del voto hace prácticamente imposible certificar quién votó a favor de la alemana y quién en contra de su candidatura, el discurso pronunciado minutos antes de la votación – cuándo ya se tenía constancia en los pasillos bruselenses de que obtendría la mayoría absoluta – que contenía varias referencias sobre la urgencia de orquestar una acción climática coordinada, sugirió que los Verdes se alinearon electoralmente con los tres grupos centristas (Partido Popular Europeo, Socialistas y Demócratas y Liberales).
Un sencillo cálculo matemático posibilita concluir que la dama de blanco, así suelen apodarla en los edificios del barrio de Schuman, no necesitó del aventurado respaldo de los Conservadores y Reformistas, colectivo liderado por la formación Fratelli d’Italia de la primera ministra transalpina Giorgia Meloni, que probablemente denegaron su apoyo o decidieron abstenerse. La reelección de von der Leyden ha sido el desenlace de extenuantes negociaciones para lograr el suficiente número de votos, siendo la mayoría absoluta de 361 por un total de 720 escaños. Un resultado que la lobista Erika Casajoana, asentada desde hace décadas en la capital belga, de ninguna manera “daba por descontado”.
Como indicado, en su discurso la política teutona desglosó los objetivos alcanzados en el último lustro como máxima responsable de la Comisión Europea. Hizo especial hincapié en la consolidación y el fortalecimiento de los valores democráticos y en la misma Unión como ejemplo de organismo funcional y unido. “Aquellos que se quedarán atrás y no resultará ser competitivo arrastrará una grave dependencia”, subrayó una von der Leyden convencida de que “la Europa edificada después del segundo conflicto mundial sigue siendo la mejor versión de su milenaria historia”.
La apadrinada de Ángela Merkel quiso alertar del riesgo de una “exacerbada polarización que atraviesa nuestra sociedad”, postulándose como una renovada Juana de Arco que “imposibilitará a las nuevas demagogias y al peor de los extremismos destruir nuestras formas de vida”. Silenciada en algunos momentos por los atronadores aplausos, von der Leyden criticó duramente la reunión entre el actual presidente húngaro Víctor Orban y Vladimir Putin en Moscú el pasado 5 de julio. “Nuestro continente no tiene la facultad de poder controlar o silenciar a los demagogos o los dictadores de todo el mundo”, apostilló, “pero tiene la obligación de saber elegir con esmero con quién aliarse”.
Durante el discurso también presentó las nuevas figuras que formarán parte de la ejecutiva comunitaria. Trátense del comisario para el Mediterráneo y el comisario de Defensa, cimentando así el propósito de que la Unión refuerce su capacidad militar y que cada país se comprometa a investir el 2% de su PIB en armamento. “Europa de ninguna forma determinará los resultados electorales de otras potencias”, esgrimió recordando la actividad de desinformación rusa, “pero tiene la obligación de invertir en una nueva era de prosperidad mejorando nuestra calidad de vida”.
Viernes 19 de julio se publicaron los libros blancos que marcarán su hoja de ruta hasta 2029. A destacar el compromiso medioambiental con una postergación del Green Deal europeo y la viabilidad de un proyecto comunitario durante los primeros cien días del mandato a favor de una industria limpia. Iniciativas que allanarán el camino hacia una eficaz reducción de hasta el 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2040. “El denominado Clean Industrial Deal”, precisó, “nos obliga a invertir en tecnologías punteras cuidadosas del medioambiente y en sectores estratégicos desde el prisma energético”. La Comisión impulsará nuevos fondos europeos de competitividad y garantiza el uso de los recursos disponibles mediante proyectos de Next Generation. Otras de las tareas pendientes es la regulación nacional para que inversores externos a la UE no puedan hacer negocios saltándose las directrices pertinentes.
En vísperas de las elecciones generales en Estados Unidos, la política exterior será una de las principales vertientes del proyecto 2.0 de Ursula von der Leyden. La alemana auspició que en Oriente Medio el derramamiento de sangre “finalice cuanto antes, seguiremos trabajando para lograr tal objetivo y respaldaremos a la Autoridad Nacional Palestina”. Ningún apoyo unilateral al gobierno de Israel y a Benjamin Netanyahu, deslice que en otoño de 2023 le ocasionó numerosas críticas. Pero la gran preocupación comunitaria sigue siendo el frente ucraniano. La presidenta confirmó que “seguiremos brindando material logístico, militar y apoyo financiero” a Kiev “el tiempo que sea necesario”. La tan decantada paz en Europa, que siguió a los acuerdos de Yalta en febrero de 1945, “ha sido destrozada por la unilateral decisión de Putin de agredir Ucrania”, argumentó von del Leyden.
Buenos propósitos, queda esperar su cumplimiento.