Es un hecho que la IA y los CPD estén intrínsecamente conectados. Gracias a los segundos es posible desarrollar los sistemas en los que se basa la primera. Por lo tanto, el multiplicarse de los centros de datos es necesario para gestionar la enorme información suministrada. Si bien Estados Unidos ostenta el mayor número de infraestructuras (2.863 en 2024), las grandes potencias del continente asiático están destinando ingentes recursos financieros a la edificación de CPD ante la exponencial demanda de servicios digitales.
Según las estimaciones de la Rand Corporation, la tasa de crecimiento anual de los mencionados centros en la región del Indo-Pacífico entre 2024 y 2032 será del 12,6% por un valor de 72 mil millones de dólares. Actualmente, el dragón asiático controla el tablero digital con 450 estructuras a las que deben añadirse otras 142 ubicadas en Hong Kong. La República Popular China ha logrado avances significativos en el desarrollo de los CPD gracias a la innovación tecnológica y la adopción de servicios de computación que propiciaron el aumento de inversiones bursátiles. Los ingresos a finales de 2023 ascendieron a 80 mil millones de dólares, cuantía destinada a multiplicarse por dos a finales de 2027. En el mercado chino operan tanto entidades públicas como privadas, siendo multinacionales de la talla de Tencent o Alibaba quienes desempeñan un papel clave.
China desde hace tiempo persigue grandes objetivos de transformación digital. La necesidad de una mayor capacidad de almacenamiento de datos es manifiesta al haber generado el país en 2023 un total de 32 billones de gygabites. El plan adoptado por el Gobierno en el quinquenio 2021 – 2025 favorece la innovación y el desarrollo de las infraestructuras digitales. Sus pretensiones radican en la optimización de la capacidad informática, el aumento de la eficiencia energética y mayor explotación de los recursos del interior para aliviar la presión sobre regiones densamente pobladas.
No se queda atrás Corea del Sur, que ha experimentado en la última década un rápido crecimiento impulsado por el uso de Internet y tecnologías de última generación. La transformación de una sociedad arcaica en digitalizada convierte a Seúl en uno de los terrenos más fértiles para el sector. Los 43 CPD en función harán crecer un mercado de 4.500 millones de dólares hasta los 7.200 en 2029, adelantando a Singapur y convirtiéndolo en el quinto de la región. Una expansión favorecida por regulaciones nacionales que establecen garantías a los operadores en la gestión de datos y que han impulsado la demanda atrayendo numerosos inversores.
Corea del Sur ha cumplido con los estándares internacionales acoplándose al sistema regulatorio de privacidad transfronteriza (APEC CBPR) similar al enfoque comunitario. También cabe destacar que la ley de protección de datos del país asiático es una de las más estrictas y garantistas. Basándonos en un informe de Research and Markets, las grandes empresas nacionales aportan alrededor del 70% de la capacidad de almacenamiento del mercado. Pero no engañen las cifras, Seúl también ha reforzado la presencia de inversores extranjeros abriendo las puertas a sociedades conjuntas con gigantes de la talla de la canadiense CPP Investments, Equinix o Actis con el objetivo de potenciar la deslocalización.
Quién arrastra un déficit de crecimiento en el mercado digital es sorprendentemente Japón. Según datos gubernamentales, únicamente el 9% de sus ciudadanos utiliza IA, un retraso que se debe a una menor familiaridad poblacional con las nuevas tecnologías y sobre todo a un entorno empresarial tímido y una legislación poco receptiva. Para no quedar en la cola, las autoridades emprendieron en 2022 políticas ambiciosas que devuelvan a su lugar al país del sol naciente. Dos factores posibilitan un crecimiento exponencial: el desarrollo de la IA para su propio beneficio tecnológico y económico y la pujante rivalidad entre China y Estados Unidos que convierte a Japón en una alternativa cada vez más atractiva.
Lo certifica el interés de gigantes del sector como Amazon, Microsoft y Oracle en invertir una cifra de aproximadamente 30 mil millones de dólares en proyectos conjuntos con sociedades niponas. Las autoridades no aprobarán reglamentaciones estrictas o limitaciones legales en el sector de la IA con el objetivo de atraer inversores externos que posibiliten el desarrollo de CPD y refuercen la economía digital. El Gobierno que lidera Fumio Kishida se ha comprometido a brindar constante apoyo energético a sociedades que inviertan en centros de procesamiento de datos. Trátense del principal desafío de un país con exiguos recursos y dónde el elevado importe de la electricidad constituye un notable obstáculo para un sector tan dependiente.
El vertiginoso crecimiento digital ha consolidado a India como uno de los grandes actores regionales. En 2015 la presidencia de Narendra Modi adoptó políticas encaminadas a promover la denominada transición digital financiándola con incentivos de un billón de dólares hasta 2028. El número de usuarios es superior a los 700 millones y el bajo coste para acceder a la red posibilita la rápida difusión de nuevas tecnologías en zonas alejadas de los grandes centros urbanos. Las políticas de localización de los datos han impulsado el desarrollo de CPD atrayendo el interés de numerosos inversores extranjeros.
La misma legislación india favorece que el ecosistema de centros de datos se mantenga en el país, si bien la Ley de Protección de Datos posibilite la transferencia de información a terceros estados no sancionados por el Gobierno. Numerosas autoridades regionales adoptaron paquetes de incentivos abaratando los costes energéticos o las limitaciones burocráticas. Un contexto que ha facilitado al aterrizaje de los gigantes tecnológicos nacionales, Adani Entreprises y Reliance Industries, u occidentales. La estadounidense AWS anunció que destinará 12.700 millones de dólares en proyectos conjuntos con Nueva Delhi y Microsoft tiene previsto construir uno de sus almacenes digitales más importantes. Otros actores interesados en utilizar el trampolín indio son la japonesa NTT y ST Telemedia, con base operativa en Singapur.
Last but not least cabe mencionar a Indonesia y Tailandia como nuevas zonas de influencia. La primera se ha consolidado gracias a una vibrante economía y una importante comunidad de profesionales informáticos. No es baladí que Microsoft decidiera invertir 1700 millones de dólares en un país dónde sigue habiendo dudas acerca de la integridad del ecosistema digital. El gigante estadounidense mira también a Bangkok, donde llevará a cabo un desembolso similar para abrir un nuevo CPD. De momento el proyecto no se extenderá más allá de la principal urbe, concentrándose la infraestructura del país alrededor de la capital.
Planes expansionistas que benefician sobre todo a Australia, nación que lleva tiempo consolidando su presencia en el sector y espera atraer cuantiosas inversiones. Pero el actual contexto geopolítico otorga un marcado protagonismo también a Vietnam, muy popular entre empresas occidentales que pretenden alejarse de China, o Malasia, cuyo territorio meridional cercano a Singapur se ha convertido en una alternativa para sociedades que busquen evitar que las tensiones entre Bejín y Washington afecten sus operaciones.
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