Un delito global y estructurado, transnacional y de cuello blanco
Este tipo de robos no son puntuales ni esporádicos. De hecho, en enero de este año, se robaron cuatro valiosas obras arqueológicas provenientes de la Dacia romana —incluidos el casco de oro de Cotofenesti y tres brazaletes—; fueron sustraídas tras una explosión en el museo de Drenthe (Países Bajos). En marzo de este año, se robaron 49 esculturas de oro en Italia del artista Umberto Mastroianni que tampoco se han encontrado. Según Balcells, estos crímenes tienen dos fases: "Primero, la delincuencia transnacional, que permite mover la obra robada entre países. Después, la delincuencia de cuello blanco, que facilita su venta en mercados legales e institucionales".
"Los países de origen de estas piezas suelen ser naciones con alto valor patrimonial, tanto del sur global como del norte global. No tienen por qué ser países en vías de desarrollo, como se podría creer", comenta. Por ejemplo, en Italia existe la figura de los tombaroli, saqueadores de tumbas o ladrones de antigüedades que excavan ilegalmente sitios arqueológicos, como necrópolis etruscas, tumbas romanas y otros yacimientos antiguos, para robar objetos valiosos y traficar con ellos. Una vez robados y enviados fuera de la frontera con ayuda de los intermediarios, pasa a ser una delincuencia de cuello blanco. "Estos bienes serán vendidos por un marchante de arte que tendrá sus contactos, ya sean casas de subastas, instituciones culturales como museos, fundaciones privadas o coleccionistas particulares. Son grandes jugadores del mercado del arte que saben del origen ilícito de estos bienes. Son personas con un patrimonio, con unos conocimientos, que lo que harán será mover estas piezas criminales", explica el investigador del grupo VICRIM de la UOC.
El arte robado, un negocio de élites y casi impune
Los principales países que compran este tipo de bienes son los grandes mercados de arte del mundo, como Francia, Inglaterra o Estados Unidos. El comercio ilegal de patrimonio cultural mueve mucho dinero; de hecho, se sitúa como uno de los mercados ilegales más lucrativos, junto al tráfico de drogas, armas y personas. Aunque su valor económico exacto es difícil de determinar debido a su naturaleza clandestina. "La clave de la pervivencia durante siglos de este fenómeno criminal es que hay mucho dinero y se combina con otro elemento: hay penas muy bajas. Es decir, a una persona que ha robado tumbas, por ejemplo, raramente se la puede castigar con penas de prisión. Y, si se la condena a penas de prisión, son penas de prisión fácilmente suspendibles si no hay antecedentes penales. Si lo piensas desde un punto de vista económico, tienen todos los incentivos para seguir delinquiendo cuando sabes que hay mucho dinero de por medio y hay muy poco riesgo", afirma Balcells.