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NUEVO LIBRO DE CARMEN E. IBÁÑEZ MARTÍNEZ

Justicia perversa: crónica viva de un atropello judicial

· Por Diego Del Pozo Navas

Justicia perversa: crónica viva de un atropello judicial
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«Cuando la justicia te aplasta, lo único que te queda es la palabra».

Carmen E. Ibáñez Martínez, autora de Justicia perversa. Crónica viva de un atropello judicial, narra el proceso humano y judicial que vivió en primera persona, y que la llevó a cuestionarse profundamente los fundamentos del sistema judicial español. En este libro Carmen E. Ibáñez Martínez relata un proceso judicial largo, injusto y profundamente traumático.

A través de su experiencia personal, la autora denuncia las carencias estructurales del sistema judicial, el papel de los jueces, la presión mediática y el coste emocional que implica enfrentarse a un aparato que, lejos de proteger al inocente, puede destruir su vida. En esta entrevista, reflexiona sobre las razones que la llevaron a escribir el libro, el daño sufrido y el aprendizaje vital que ha sacado de esta vivencia tan desgarradora como reveladora.

Su libro transmite no solo indignación, sino también una necesidad de dejar constancia de lo que vivió. ¿En qué momento supo que debía escribir este libro, y qué papel ha tenido en su proceso personal?

Desde el primer día de la detención, de hecho, fui llevando un diario, porque para mí era todo tan extraordinario e irreal, que diríamos que era como estar viviendo una extraña y desagradable película, sin sentido alguno. Con posterioridad, porque soy una firme defensora como jurista del Estado de derecho, y sus garantías y de la presunción de inocencia. En estos tiempos diríamos que se quiere volver a la justicia de la plaza del pueblo, donde el populacho llevaba a las brujas. He seguido el caso de Dani Alves y realmente me quedo sorprendida con algunos comentarios y manifestaciones, a esas personas les desearía que por avatares de la vida se viesen inmiscuidas en un proceso judicial de estas características, y estoy segura de que cambiarían su perspectiva y no se pronunciarían de forma tan absurda y necia.

«Se quiere volver a la justicia de la plaza del pueblo, donde el populacho llevaba a las brujas»

Más allá del caso judicial, se percibe un gran sufrimiento a nivel humano: separación familiar, señalamiento, aislamiento... ¿Qué fue lo más difícil de sobrellevar emocionalmente durante todos estos años?

El estado de ansiedad continuo, que curiosamente se prolonga en el tiempo después de la sentencia porque de alguna forma se ha interiorizado e incrustado en tu interior. En cuanto al aislamiento no lo sufrí demasiado, porque tengo buenos amigos y era una historia increíble. En nuestro caso creo que el juez de instrucción, tenía demasiados sesgos derivados de procesos anteriores y no era ecuánime ni realista, solo veía delincuentes por todos lados y encarcelaba con extraordinaria alegría ante cualquier indicio delictivo, de hecho, tuvo que dejar la carrera judicial.

«La ansiedad se queda dentro, incluso cuando todo termina»

¿Cuál diría que ha sido el mayor obstáculo dentro del sistema judicial: la lentitud, el corporativismo, la falta de humanidad...? ¿Y qué cree que hace falta para que otras personas no pasen por lo que usted vivió?

Indudablemente la lentitud y también que, aunque ante las denuncias el Consejo General del Poder Judicial actúa, no toma medidas efectivas hasta que pasa mucho tiempo. Creo que a la justicia le faltan principalmente medios, en realidad la parte de los presupuestos generales que se dedican a este tema en porcentaje son pequeños. Y también porque, en los casos de fallos aberrantes, debería tener unas mayores consecuencias para el sistema y los jueces, al ser las indemnizaciones por responsabilidad patrimonial por estas situaciones injustas tan escasas. Del orden de 25 euros por día de encarcelamiento, cuando para una persona con una reputación y una vida estable y en cierto modo bastante bien resuelta, se traduce en una auténtica ruina.

«25 euros por cada día encarcelada: esa es la reparación que ofrece el Estado»

En el libro relata situaciones de profundo desamparo incluso cuando ya había demostrado la verdad. ¿Cree que la sociedad está preparada para escuchar relatos como el suyo, que desmontan la idea de una justicia infalible?

Creo que la sociedad en estos momentos tiene tantos estímulos que ya nada le impresiona o afecta, porque la auténtica realidad es que cada día asistimos o escuchamos tantos asuntos que están en una línea entre el delito y la tolerancia, que la opinión pública ante tanta impunidad, ya no le preocupa nada. Además, el clima populista imperante, se inclina por el castigo, sin darse cuenta de que en la mayoría de los casos las cuestiones son bastante complejas, con elementos que se entremezclan.

El libro transmite una lucha sostenida, no solo jurídica, sino también emocional. ¿En algún momento se planteó abandonar la lucha judicial por completo? ¿Qué le hizo continuar?

Entiendo que cada historia solo se puede explicar con su protagonista y en mi caso, había sido educada por las monjas, en una época con poca variedad, y yo ya desde pequeña era un poco distinta y conozco que el mundo no siempre es amable. Con esto quiero decir que desde muy joven me tuve que enfrentar a algunos problemas y me gusta la batalla.

¿Ha cambiado su percepción del concepto de “verdad y justicia” en nuestra sociedad tras lo vivido? ¿Cree que aún es posible confiar en el sistema judicial español?

A pesar de mi experiencia creo que el sistema funciona, pero los jueces de instrucción en muchas ocasiones desgraciadamente no buscan la verdad sino el crimen, y también se ven presionados por los medios de comunicación en ese sentido. Y si encima se trata de un juez estrella, o que pretende ser mediático, cualquier cosa puede ocurrir y no se va a desdecir. Tengo amigos jueces y muchos de ellos son estudiosos y muy trabajadores, pero en este caso topamos con un juez que obedecía lamentablemente a otros parámetros. Pero felizmente fue expulsado del sistema.

«A pesar de mi experiencia creo que el sistema funciona»

Tras la publicación del libro, ¿qué tipo de reacciones ha recibido?

En general buenas, porque he novelado un poco la historia y a pesar de todo he tratado de ser bastante objetiva. He intentado distinguir claramente entre mis sentimientos y lo que es una panorámica general de la justicia y sus vicisitudes, contando también lo que poco a poco iba aprendiendo para hacer un resumen interesante. No es tarea fácil ordenar y organizar más de 60.000 folios y más de 100.000 de piezas separadas. Este es uno de los primeros sumarios que a las partes se les facilita en PDF. En el año 2007 estábamos todavía en los primeros pasos de la informatización judicial.

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