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Sin “sex appeal político”, difícil acceder a la presidencia del Eurogrupo

· Por Jesús Antonio Rodríguez Morilla, Doctor en Derecho, Diplomado en Estudios Avanzados U.E., Caballero de Mérito por Real Orden Noruega

sábado 24 de mayo de 2025, 10:33h
Sin “sex appeal político”, difícil acceder a la presidencia del Eurogrupo
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Sobre recientes y loables declaraciones ministro español economía. Pasaron ya los tiempos en que España, desde su ingreso en 1986, estaba representada por dos comisarios en la Comisión Europea. Más adelante fuimos reducidos a uno, y hoy apenas contamos con presencia directa, salvo el caso del ex Alto Representante Josep Borrell, cuya función, pese a su relevancia, quedó fuera de la categoría comisarial tradicional. Este retroceso institucional responde, en buena medida, a la pérdida de peso de España en la escena internacional. La excepción más reciente fue la candidatura de Nadia Calviño en 2020 para presidir el Eurogrupo, órgano informal —según la propia definición institucional— encargado de coordinar las políticas económicas de los países del euro. A pesar de su carácter técnico y limitado por el requisito de unanimidad, el Eurogrupo ha adquirido autonomía funcional y una importante capacidad de influencia.

Históricamente, su presidencia ha sido ocupada por figuras de alto perfil político, como Jean-Claude Juncker, que pasó del Eurogrupo (2005-2013) a presidir la Comisión Europea (2014-2019). No en vano, este puesto goza de prestigio institucional y se considera plataforma de proyección continental.

La elección del presidente del Eurogrupo se realiza por mayoría simple entre los ministros de Economía de la eurozona, para un mandato de dos años y medio. El actual presidente, electo en julio de 2020 y reelegido en diciembre de 2022, se impuso en cerrada competencia con la entonces vicepresidenta Calviño. Según se deslizó en algunos círculos, su derrota se habría decidido por un solo voto, en el marco de un acuerdo tácito que reservaba una mejor ocasión para el futuro.

Como desenlace, Calviño permaneció como ministra de Economía hasta diciembre de 2023 y fue nombrada presidenta del Banco Europeo de Inversiones el 1 de enero de 2024. Un cargo relevante, sin duda, aunque de naturaleza distinta.

En la actualidad, el nuevo ministro español de Economía aspira a esa misma presidencia del Eurogrupo, aunque el contexto político es menos favorable. El Gobierno de España no goza precisamente de “buena prensa” en la Comisión Europea, y cualquier candidatura relevante requiere apoyos cruzados que responden a complejos equilibrios geográficos, ideológicos y estratégicos.

Son necesarios once votos de los veinte miembros del Eurogrupo. Y, como es habitual en Bruselas, esos votos no se consiguen solo con datos macroeconómicos —por más que España muestre cifras de crecimiento destacables—, sino también con presencia política, reputación institucional y una capacidad diplomática que en los últimos años hemos ido perdiendo.

Porque, en definitiva, en Europa también importa el “sex appeal político”. Y sin él, cuesta —y mucho— alcanzar posiciones de liderazgo. El próximo mes de Julio se disiparán las dudas.

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