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Camino Pardo: constancia, visión y liderazgo en el corazón del vino

Camino Pardo: constancia, visión y liderazgo en el corazón del vino
miércoles 04 de junio de 2025, 14:55h

Con más de dos décadas de experiencia al frente de Bodegas Frontaura & Victoria, Camino Pardo se ha consolidado como una figura clave en el panorama vinícola internacional. Es el vivo ejemplo de cómo el esfuerzo, la constancia y una visión clara pueden transformar el mundo del vino. Hablamos con ella sobre su trabajo, que no sólo ha elevado el prestigio de sus bodegas, sino que también ha dado visibilidad al papel esencial de la mujer en la industria vinícola.

Camino Pardo: constancia, visión y liderazgo en el corazón del vino

Su bodega ha comenzado a destacar dentro de la D.O. Toro, una región con una fuerte identidad vinícola. ¿Cuál diría que ha sido la clave para diferenciarse en un mercado tan competitivo?

Sin duda, la región de Toro tiene una identidad única y una singularidad específica por su variedad autóctona, lo que hace que esta zona sea irrepetible fuera de su territorio. La clave de la diferenciación está precisamente en el Origen: un compromiso con este entorno y sus tradiciones defendiendo nuestra identidad local en el mercado internacional.

Específicamente la tradición ha mantenido durante siglos esta región, que le debe todo al esfuerzo humano de sus viticultores que han tallado con sus manos las cepas durante generaciones. Así, basados en lo que la naturaleza ofrece a esta tierra de suelos pobres, clima extremo y escasez de agua, elaboramos vinos que contienen en su esencia la memoria de la tierra y el pulso firme de generaciones.

La D.O. Toro es conocida por sus vinos potentes y con carácter. ¿Cómo logra Bodegas Frontaura & Victoria equilibrar esta tradición con la innovación y las nuevas tendencias enológicas?

La D.O. Toro, ha sido tradicionalmente conocida por sus vinos robustos y de alta graduación, pero ya desde hace muchos años, el enfoque en la calidad y la innovación ha llevado a un cambio significativo en el estilo y la percepción de los vinos de Toro.

Bodegas Frontaura apostó desde su origen por conquistar la confianza del consumidor con una interpretación delicada de la Tinta de Toro, defendiendo nuestro “terroir” con tintos estructurados, pero de taninos amables, desatacando la complejidad y el equilibrio para disfrutar de unos vinos con personalidad, pero amables.

Sin perder la identidad propia, claramente la adopción de tecnologías avanzadas ha permitido un mayor control sobre el proceso de vinificación, garantizando la calidad y consistencia de los mismos. De hecho, el vino está en continua transformación; es un alimento que refleja su zona de producción y la particularidad de nuestro terroir.

La clave del cambio de estilo se produce por poner el foco en obtener una materia prima excelente, es decir, en las prácticas de la viticultura: aplicando una agricultura sostenible para favorecer la salud del suelo y de las vides. La viticultura es de hecho, uno de los cultivos más sanos y adaptados a las condiciones climáticas actuales, y nuestras bodegas se han adaptado en silencio, pero sin pausa: cultivos de precisión, que consiste en conocer en profundidad el suelo para poder saber con exactitud qué vinos se pueden obtener y qué plantas se adaptarían. Así contamos con estaciones climatológicas, sistemas de riego inteligentes, abonos orgánicos y recolección de la cosecha en el momento óptimo y preciso.

En cuanto a la tecnología, ha procurado transformaciones fundamentales a través de herramientas que nos permiten mejorar el proceso del vino sin adulterarlo, que se basan en la mejora de la información en cada elaboración, y nos permite tomar decisiones oportunas.

El sector vitivinícola ha afrontado retos económicos importantes en los últimos años, desde la inflación hasta el encarecimiento de materias primas. ¿Cómo ha afectado esto a su bodega y qué estrategias han implementado para mantener la rentabilidad sin comprometer la calidad?

Las bodegas nos enfrentamos repetidamente a diversos retos, como son el descenso del consumo del vino, lobbies con campañas que combaten el consumo de vino; una legislación excesiva de normativas que multiplica los procesos administrativos, aumento de costes de materias primas, desprotección del paisaje vitivinícola, las dificultades de contratación de personal en el ámbito rural; y todo ello, sumado a una etapa en la que la clase media está perdiendo poder adquisitivo derivado de la inflación.

La incertidumbre, alimentada por un ambiente de intereses inciertos, con una Europa débil, un aliado americano potente que parece desarrollar una estrategia proteccionista, y al mismo tiempo, la contracción del consumo, ha sido menor en proporción que la contracción de la producción, lo que ha mantenido una cierta estabilidad en el mercado. Así, Europa que es el proveedor del 60% del vino que se elabora a nivel global, ha tenido una contracción del 10%, de su cosecha. Pero la mayor dificultad procede del mercado de China, que es el mercado responsable del 50% de la caída del consumo global y no parece que pueda recuperarse en un futuro próximo.

Dentro de este panorama, nuestros vinos han conseguido mantener el valor de sus productos defendiendo su calidad. Y nuestra estrategia pasa por inversión en comercialización buscando nuevos mercados.

Los tiempos difíciles de crisis son necesariamente para reflexionar, para buscar nuevas oportunidades adaptadas al mercado, y exigir unas reglas de competitividad que defiendan nuestra identidad, nuestro paisaje, y el arraigo de nuestra población. No olvidemos que cuanto más globales somos, más interés genera la singularidad de la identidad de lo “local”. La enología y la viticultura han evolucionado hacia la exaltación de la singularidad tradicional: a lo tradicional de nuestro territorio, nuestros suelos, a sublimar las variedades de uvas locales en muchos casos rescatadas del paso del tiempo, de nuestras condiciones climáticas, y sobre todo a nuestras tradiciones propias y específicas.

La sostenibilidad es un eje clave en la industria del vino. ¿Están trabajando en alguna iniciativa específica en términos de producción ecológica, reducción de huella de carbono o viticultura regenerativa?

Nunca antes se ha conocido una agricultura/viticultura de precisión, totalmente profesionalizada, con recursos que controlan la huella de carbono, con equipos de control de suelo y planta que nos aportan una gran información muy precisa para obtener una mayor calidad.

Es decir, que el sector del vino ha transformado su cultivo respetando la naturaleza, con producciones de rendimiento mucho menores, muy controladas, recogiendo la cosecha en su momento óptimo, y con la seguridad para el consumidor de saber que, el vino, es un alimento que procede de otro alimento, la uva, y que ésta, de manera espontánea, se transforma en vino.

Evidentemente, el sector del vino, como toda actividad económica humana, tiene un impacto ambiental, paisajística y en el ecosistema. Y, desde hace años ha incorporado prácticas sostenibles en todos los procesos de producción de vino, desde la viticultura hasta que una botella llega al consumo: agricultura sostenible, control de emisiones, sistemas de taponado natural que reducen la posible contaminación de TCA, y se ha aplicado también a los envases: botellas más ligeras que reducen la huella ambiental al requerir menos energía para producirla y transportarla, y asimismo, se ha incorporado el reciclado de las mismas que forma organizada.

Por último, en lo que respecta a la viticultura regenerativa, es una forma de manejo del viñedo para parcelas pequeñas, o de orografía complicada, y quizás para otro tipo de cultivos. Sus principios son los mismos: salud del suelo, fomentar la biodiversidad, riego eficiente y reducción de uso de productos químicos; pero va más allá como el uso de fauna como depredadores para combatir plagas, por ejemplo, proporcionando refugios para aves y murciélagos; o de ovejas para que aporten abono con sus heces; mantener cubiertas vegetales como hierbas o leguminosas para evitar la erosión, plantar árboles y arbustos; o uso de maquinaria pesada con bueyes o burros.

En mi opinión, en la actualidad necesitamos soluciones desde el viñedo, desde la genética de la vid con variedades resistentes a las enfermedades, puesto que los viticultores nos estamos quedando sin herramientas para combatir plagas y enfermedades. El futuro estará en la revolución nacerá de nuestras variedades.

Cada vez más bodegas de la D.O. Toro buscan consolidarse en mercados exteriores. ¿Cómo está afrontando su bodega la internacionalización y qué países representan su mayor apuesta?

Frontaura tiene una clara vocación internacional desde el inicio de nuestra actividad comercial. Somos la referencia de los vinos de calidad de la D.O. Toro en todos los países en los que estamos presentes. Consolidar nuestra marca como una referencia de prestigio reconocida por su calidad es clave para nuestro futuro.

A nivel internacional hay muchas oportunidades ya que siempre existe una tendencia de desplazamiento de producción, es decir, que los vinos tienden a consumirse fuera del país de origen en donde se han elaborado, buscando vinos que cuenten una historia, sentirse parte de ella, interesando aquello que transmita autenticidad, con una demanda de vinos diferentes. Intentamos conquistar paladares con un estilo de vinos singulares y estamos presentes en más de 25 países, como México, Filipinas. EEUU, Canadá, China, la Unión Europea, Suiza, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana entre otros.

El vino tiene un gran atractivo cultural. Existe una apertura muy amplia al conocimiento, tanto en el mercado doméstico como en el mercado internacional, y a pesar de la coyuntura económica y geopolítica que vivimos en estos tiempos recientes, EL VINO capta interés de la gente joven en el mercado internacional. Mención especial merece el consumo femenino, lo que demuestra que en el vino el género no importa, crece y se consolida la historia de amor de vino/mujer, con un consumo inteligente, moderado, pero de calidad.

El enoturismo está en auge. ¿Qué experiencias ofrece Bodegas Frontaura & Victoria a los visitantes y cómo contribuyen estas experiencias a la imagen de la marca y al desarrollo económico de la región?

El vino es un elemento básico de felicidad, especialmente para disfrutar en nuestras relaciones sociales, y de esas emociones que tanto tienen que ver con la estética, el producto, la cultura y los detalles.

Procuramos que la experiencia satisfaga las expectativas de cada persona descubriendo por si mismos vinos especiales, y simplemente que “gocen” de esos momentos amables en los que descubrir placeres, percibir una sinfonía de colores y aromas, o aprender detalles que encierra la ceremonia del vino y del proceso de producción de una materia prima natural explicando el contexto de la zona, sus características, intentando que “pisen” esta tierra y que “paseen” por esta ciudad histórica de Toro.

Las actividades de enoturismo forman parte de la economía de la experiencia y para nosotros es casi una fuente de generar vínculo que permanecen en la memoria y de convertir al visitante en prescriptor de nuestros productos y de esta zona.

La cocina contemporánea está explorando nuevas armonías con el vino. ¿Qué platos o estilos gastronómicos recomendaría para acompañar sus vinos y potenciar sus cualidades?

En el arte del maridaje recomiendo aquél que logra un equilibrio entre el vino y el alimento para conseguir que ambos se realcen mutuamente. Hay que tener en cuenta ciertos consejos prácticos como la intensidad de sabores y el equilibrio en el paladar: dulce, salado, ácido y amargo; con una buena combinación podemos transformar cualquier degustación en una aventura sensorial; pero nos toca probar o experimentar a todos, con cierta libertad. La acidez, textura, complejidad y crianza amplían el abanico gastronómico.

Para disfrutar los tintos de Toro, recomiendo Frontaura & Victoria Crianza y Aponte para una comida de cuchara tradicional pues el carácter del vino de Toro se integra a la perfección con los sabores potentes y la textura untuosa de los guisos y platos de cuchara. Inmejorable maridaje con embutidos y quesos curados ya que equilibran la intensidad de los embutidos y quesos curados, realzando su sabor y textura; con carnes asadas con salsa y desde luego con pescados grasos tan necesitados de nuestros taninos para neutralizar la grasa. Resultan imprescindibles con platos de caza, pues realzan los matices salvajes y terrosos de estas carnes, creando una experiencia sensorial única. Inolvidable catarlos con chocolate negro y postres con base de chocolate, sublime.

Más allá de su bodega, ¿cómo ve la evolución de la Denominación de Origen Toro en los próximos años? ¿Cree que puede convertirse en la nueva gran referencia de los vinos españoles en el mundo?

El futuro del vino de Toro está lleno de promesas y desafíos. Esta región elabora vino desde hace siglos, de hecho, fue el primer vino europeo en llegar a América ya que Cristóbal Colón lo incluyó en su primera aventura marítima hacia el Nuevo Mundo.

Sobre la base de la tierra de su herencia y explorando nuevas tecnologías y mercados, el vino de Toro está bien posicionado para continuar su historia de excelencia y innovación. Esta zona de Toro sobrevivió a la filoxera, enfermedad que arrasó a todas las vides de Europa. Por tanto, Toro evidentemente seguirá su camino y evolucionará asido a la excelencia y saber hacer de su paisanaje.

Me gustaría destacar, además, que Toro es ya una referencia en el mundo, y forma parte de todas las cavas internacionales. No olvidemos que Bodegas de referencia como Vega Sicilia, Mauro, el grupo LVMH o la familia Eguren, se instalaron en esta Región hace tiempo; Y otras muchas que trabajan con una materia prima excelente y elaboran vinos de calidad.

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