www.elmundofinanciero.com

Morante, Puerta Grande y pasión en Las Ventas: Madrid merecía esta estampa

Morante, Puerta Grande y pasión en Las Ventas: Madrid merecía esta estampa
Ampliar

· Por J. Nicolás Ferrando, director de Artelibro Editorial

El 8 de junio de 2025 quedó grabado como una de esas tardes de gloria que justifican una temporada entera. Morante de la Puebla salió a hombros por la Puerta Grande de la plaza de toros de Las Ventas tras una actuación memorable en la Corrida Extraordinaria de la Beneficencia. Madrid, ciudad taurina por excelencia, merecía esta estampa que une arte, emoción y tradición. La Monumental lucía repleta desde mucho antes del paseíllo. El ambiente, eléctrico, tenía algo de celebración anunciada. Morante, torero de inspiración caprichosa pero genial cuando se alinea con los astros, cuajó una faena que ya se cuenta entre las más importantes de su carrera. Toreó con lentitud, con temple, con esa mezcla suya de clasicismo y personalidad que enciende a los tendidos. La plaza entera rugió cuando el palco concedió las dos orejas que abrían la ansiada Puerta Grande. La imagen del maestro sevillano a hombros, cruzando el umbral más simbólico del toreo, quedará grabada en la retina de miles de aficionados.
Morante, Puerta Grande y pasión en Las Ventas: Madrid merecía esta estampa

Pero el triunfo de Morante va más allá de su figura. Es también un reflejo del fervor taurino que sigue muy vivo en Madrid. Frente a los que vaticinan su ocaso, la corrida de la Beneficencia volvió a mostrar que la afición madrileña responde, que Las Ventas sigue siendo el termómetro de la tauromaquia. Jóvenes, veteranos, curiosos y apasionados llenaron los tendidos con respeto, expectación y entrega. La fiesta sigue convocando.

Morante no solo toreó bien. Hizo arte. Su capote dibujó verónicas que parecían salidas de otro tiempo. La muleta, al compás lento, atrapó al público en una liturgia donde cada pase pesaba. El temple fue absoluto. La estocada, certera. Todo encajó para que la leyenda se agrandara.

En tiempos de cuestionamientos, de ruido y debate, ver a Morante salir por la Puerta Grande es también un acto simbólico. Es la afirmación de que el toreo, cuando alcanza su cima, tiene una fuerza expresiva comparable a cualquier otra disciplina artística. Madrid necesitaba esta estampa: la de un torero auténtico, consagrado por su entrega, vitoreado por un público que se reconoce en su arte.

Ayer, en Las Ventas, no se trató solo de una faena triunfal. Fue una declaración de amor a la tauromaquia. Y Madrid, fiel a su historia y a su pasión, respondió como solo ella sabe hacerlo: con un aplauso masivo y una ovación que aún retumba.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)
Compartir en Meneame enviar a reddit compartir en Tuenti

+
0 comentarios