Agonía, elecciones o trinchera frankenstein
Los socios de investidura mantienen el proceso de connivencia y reflexión para decidir si sueltan el lastre del rodillo frankenstein o permanecen encadenados al destino de Sánchez. Tanto ERC, como Junts, PNV, Bildu, IU o BNG pasan de minimizar la profunda corrupción, a exigir explicaciones “contundentes” sin atreverse a retirar un apoyo que abriría la espita electoral y su más que probable pase a la oposición. Los argumentos son tan pueriles como separar la corrupción del PSOE de la responsabilidad de su secretario general y la del propio gobierno, en el que no funcionó el ensordecedor ruido de alertas, así como los vasos comunicantes de estrategia y nombramientos con la consiguiente negligencia in vigilando.
A día de hoy, son ya medio centenar de cargos incluidos en las causas judiciales vinculadas a Pedro Sánchez y hasta 30 los imputados con puestos en la administración. A ello se suma la conexión navarra del caso Cerdán, la imputación de la Fiscalía Europea al empresario Barrabés por irregularidades en los contratos avalados por la mujer del presidente y la dimisión del número tres del Ministerio de Hacienda tras la acusación de un empresario de haber pagado a cambio de la anulación de reclamaciones. Y el exministro Ábalos estalla, al considerarse un “gilipollas” utilizado por Cerdán y Koldo para Influir en la contratación de obras, predispuesto a pactar con la fiscalía para atenuar una hipotética condena.
De Feijóo a Rufián
El PP recrimina la “lenta agonía” de un jefe del Ejecutivo sin credibilidad al que acusa de tener “miedo” a la democracia. Su líder, Núñez-Feijóo, ve acreditada la “causa de corrupción más grave de la democracia” y considera a Sánchez el “lobo que lidera una manada corrupta” a quien solo le queda presentar la “carta de dimisión”. Abascal busca dos diputados “decentes” para presenta la moción de censura, mientras el fundador de Podemos, Pablo Iglesias, le incita también a convocar las urnas pese a beneficiar a PP y VOX, antes de consumar el hundimiento del PSOE, con la consiguiente debacle de Sumar, el fin de los chantajes independentistas y el beneficio de Podemos, según las encuestas. El republicano Rufián ve más que “tocado” al presidente del Gobierno, al tiempo que muestra el hartazgo del resto de socios del ejecutivo y le pide “jurar” que no esté frente a una Gürtel del PSOE.
Volcán parlamentaria
En el Congreso se han enquistado la gran trinchera que excita todas las pasiones, con insultos, provocación, descalificaciones y hasta continuos gritos de dimisión dirigidos al presidente del Gobierno, que en su numantina resistencia extiende la máquina del fango una y otra vez, parapetado en las futuras “sentencias” que pueden afectar al PP tras el verano. Los ministros coaligados, Ernest Urtasun y Sira Rego además de la vicepresidenta Yolanda Díaz, escenifican un plante parcial a Sánchez en la sesión de control para desmarcarse de la corrupción de su socio. Más contundente se muestra su correligionario García Page, que ve al presidente encerrado en el “búnker" y convertido en una tumba al que advierte que el papel de víctima “ya no cuela”. El presidente castellano-manchego cree que Sánchez no tiene salida "digna" preocupado por lo que todavía no se sabe salvo la “punta del iceberg” en el momento más grave de credibilidad del PSOE en la historia reciente.
Pacifismo y doble vara de medir de Sánchez
Sánchez desafía a la OTAN tras rechazar la inversión en Defensa más allá del 2%, lejos del 3,5 o incluso el 5% exigida por la organización atlántica, la UE y EE.UU. La cicatería del presidente para contentar a sus socios de gobierno en España, provoca malestar y rechazo en Europa en un momento de tensión y rearme comunitario por primera vez desde la segunda Guerra Mundial para hacer frente a la invasión sanguinaria de Putin.
Tanto el presidente como sus ministros han pasado de curar las quemaduras tras poner la mano en el fuego por sus correligionarios “ejemplares", a denigrar a los corruptos de su guardia pretoriana expulsándoles de la formación. Olvidan los jacobinos contemporáneos que la sangrienta Revolución francesa acabó pasando la guillotina a sus propios líderes, entre ellos Danton, Saint-Just o Robespierre. Como recuerda el colega Iñaki Ellacuría, el intento de Sánchez de cambiar las reglas del Estado democrático para ponerlas a su servicio personal, con la consiguiente degradación institucional, no tiene precedentes en Europa. Es la doble vara de medir de un presidente que en 2014 consideraba la corrupción como un “veneno para la democracia" al exigir contundencia a Rajoy y la asunción de responsabilidades. "Ni al Congreso ni al Senado se viene a pedir perdón –espetaba entonces el candidato de la Moción de censura-, sino a dar explicaciones y a rendir cuentas”. Diez años después, el actual presidente se atrinchera y parapeta en el cargo, arremetiendo contra la derecha, con descalificación de los críticos de su partido, el recurso a una auditoría externa y el reto a la oposición a presentar una moción de censura cuantos antes.