El embudo tradicional ya no sirve
“Ese recorrido de ‘anuncio → landing → formulario → venta’ está caducado”, afirma. “Hoy el usuario exige contexto, confianza y un proceso sin fricciones. Lo que falta no es tráfico, es intención real de compra”. Según Huarte, los embudos diseñados para gustar al dueño del negocio —llenos de tecnicismos, mensajes genéricos y pasos innecesarios— están matando la conversión. El resultado: muchos leads pero pocas ventas, muchas visitas, pero sin compromiso.
El nuevo marketing no es más complejo, es más humano
El paradigma ha cambiado. Lo que sí está funcionando en 2025 es:
- Creatividades que educan en lugar de perseguir.
- Mensajes adaptados a cada etapa del cliente, y no solo al momento de la venta.
- Ofertas modulares y progresivas, que se ajustan a la “temperatura” del lead.
- Uso inteligente de la IA de las plataformas publicitarias, no para automatizar sin sentido, sino para acompañar durante todo el proceso.
“Más psicología, menos tecnología”, resume Huarte. “La automatización sin empatía es solo spam. El marketing que convierte hoy no es el más sofisticado, sino el más comprensivo con el cliente”.
Señales de un embudo roto (y cómo arreglarlo)
¿Mucho tráfico, pero márgenes bajos? ¿Miles de leads sin ventas? ¿Campañas que ‘funcionan’ pero no generan negocio? Todo eso, según Huarte, indica que el embudo falla en lo básico, no en los detalles.
La solución no es más presupuesto, sino un enfoque más estratégico y centrado en el cliente.
Tres claves para rediseñar tu embudo en el próximo curso
Tu embudo no debe gustarte a ti, debe servir al cliente
Muchos negocios diseñan su marketing pensando en lo que quieren mostrar, no en lo que el cliente necesita ver para decidirse.
No se trata de hacerlo más largo, sino más útil
Un embudo más complejo no es mejor. Un recorrido más claro, coherente y adaptado al usuario tiene más poder de conversión.
El cambio ya está en marcha
Las marcas que están ganando en 2025 no son las que más invierten, sino las que han rehecho sus embudos desde el punto de vista del cliente, no desde el ego de marca.