El objetivo de estas mafias, toleradas e incentivadas por políticas absolutamente permisivas y suicidas, no era ni más ni menos que burlar la ley y obtener los referidos empadronamientos oficiales que abren la puerta a las ayudas sociales y el ‘gratis total’. Jauja para quienes delinquen, mientras los españoles de infantería pasan las de Caín para llegar a final de mes, desangrados y expoliados por un Estado que hace mucho que entró en modo sacamantecas.
Es de traca mayor que los ilegales, los beneficiarios, incluso iniciasen desde Marruecos los trámites para acceder a prestaciones sociales no contributivas y solicitudes de residencia y nacionalidad, usando como base un supuesto arraigo que no existía.
Y lo es porque las mafias que impulsan la invasión masiva de España hace tiempo que detectaron que nuestro país es la ‘casa de Tócame Roque’, hace tiempo que aprovechan la debilidad del sistema, hace tiempo que explotan la inacción de las autoridades -especialmente, pero no sólo, políticas-, hace tiempo que se lucran a costa del mal llamado Estado del Bienestar, que deja cada día en la cuneta tirados, por centenares de miles, a españoles honestos y honrados.
PP y PSOE han sido totalmente incapaces hasta hoy de fijar una política migratoria que de puertas afueras nos proyecta invariablemente como un país de desorden, de alboroto, confundido, falto de organización… y postrado. Antes de que los males vayan a mayores, ¿serán capaces los políticos que han causado este problema gravísimo y continuado de escuchar a terceros que ofrezcan una solución razonable? ¿tendrán que esperar, en cambio y en medio de su irresponsabilidad y testarudez, a que los ciudadanos voten esa solución razonable y alternativa en las urnas?