A esos pequeños y medianos empresarios y autónomos apenas les restan fuerzas para gritar y denunciar: el aumento desbocado de las tasas e impuestos, junto con los costes salariales, les asfixia. Los gestores administrativos vienen avisando (ante la ceguera y sordera, indiferencia y cinismo del sectario e incompetente gobierno de España) de las pérdidas y cierres en masa de miles de negocios, en lo que va de 2025: casi el 20% de los que permanecen heroicamente abiertos, de hecho, está en pérdidas. Otro 40% está, literalmente, “al límite”, con el agua al cuello, sin un mínimo margen para responder a la más insignificante contingencia o incidencia, contratiempo: con los cartuchos agotados.
El momento es crítico. Se incrementan los problemas de liquidez. Se estrechan los márgenes de maniobra: una rentabilidad insuficiente, grandes cargas financieras y cada vez más presión fiscal. ¿A esto es a lo que la banda de aficionados que nos gobierna se refiere cuando se asegura que “la economía va como un cohete”?
Más de la mitad de esos pequeños y medianos empresarios y autónomos claman al cielo: mientras se reduce su facturación, pagan más impuestos que hace un año, y ni siquiera el 5% de nuestras pymes confiesa haber experimentado una reducción de su carga tributaria.
Ningún gobierno de la historia democrática de España ha ayudado de verdad, efectivamente, convencidamente a nuestras pymes. Por supuesto tampoco el de Rajoy. Son el motor principal del país y, paradójicamente y por sistema, son tratadas como parias desde el poder: ninguneadas, machacadas, despreciadas, silenciadas.
Lo que ha revelado, con estadísticas implacables, el Consejo General de los Colegios de Gestores Administrativos, es la cruda realidad frente a la cocinada propaganda monclovita. Tan es así que no cabe ni la menor duda que si la inseguridad y la inmigración ilegal en España van a ser uno de los principales factores de decisión de voto en las próximas elecciones generales, a la par, incuestionablemente lo será el problemón que la casta política parasitaria (desde sus inmerecidas comodidades) ha ocasionado a nuestras pymes, a las que retuerce -incluso pisa- el cuello día a día. Todo tiene un límite. Y aquí ese límite está completamente desbordado, pulverizado.