Su posicionamiento, respaldado por un discurso técnico y orientado a la mejora real de las condiciones laborales, ha ganado visibilidad entre profesionales, sindicatos y actores institucionales.
Un llamamiento a un marco laboral digno y actualizado
El planteamiento de Álvarez va más allá de la revisión salarial. Su propuesta sitúa en el centro del debate la necesidad de revisar la jornada laboral, ordenar los descansos y clarificar funciones y responsabilidades, con el objetivo de proteger tanto al profesional como al servicio prestado. En palabras del propio Álvarez: «La seguridad privada es un pilar esencial para la protección de personas e infraestructuras críticas. Ese rol estratégico debe corresponderse con un marco laboral digno, claro y actualizado que permita ejercer la profesión con garantías».
El profesional insiste en que un convenio adaptado a la realidad operativa del sector contribuirá de forma decisiva a elevar los estándares de calidad del servicio, disminuir la conflictividad en los centros de trabajo y mejorar la conciliación, un aspecto que considera “inaplazable” ante las dinámicas actuales de turnos y coberturas. «No hablamos solo de salarios; hablamos de salud laboral, de prevención, de claridad en las funciones y de estabilidad para quienes sostienen el día a día de la seguridad privada», subraya.
Gestiones formales y diálogo con las partes
En un ejercicio de compromiso y transparencia, Álvarez trasladó por escrito su preocupación tanto al presidente como a los distintos sindicatos, apelando a la urgencia de abrir la mesa negociadora. En esas comunicaciones destacó la relevancia estratégica del sector para la sociedad y la necesidad de dignificar una actividad que, a menudo, se desempeña en contextos exigentes y de alta responsabilidad. El objetivo de esas misivas fue sumar y acelerar: ofrecer propuestas, invitar al diálogo y facilitar un calendario realista de negociación que ponga a las personas en el centro.
Álvarez sostiene que la disponibilidad para el diálogo debe ir acompañada de una metodología clara: identificación de los puntos críticos, evaluación del impacto operativo de cada medida, y una implementación gradual que permita a empresas y profesionales adaptarse sin fricciones. «La profesionalización del sector se demuestra también en cómo se negocia: con datos, con planificación y con visión de futuro», apunta.
Reconocimiento y primeros avances
La constancia de Sergio Álvarez Álvarez ha recibido reconocimiento en distintos ámbitos profesionales, donde se valora su capacidad para sintetizar las necesidades del sector y trasladarlas de forma clara y contundente. A día de hoy, manifiesta satisfacción con algunos resultados iniciales, si bien reafirma que el recorrido es aún largo. Su meta es un convenio que redefina prioridades: mejora salarial vinculada al valor aportado, equilibrio entre vida laboral y personal y garantías de salud y seguridad en el trabajo.
En este marco, Álvarez recuerda que el sector de la seguridad privada es, en gran medida, un servicio de primera línea: presencia continua, intervención en incidentes, custodia de instalaciones sensibles y acompañamiento a la ciudadanía en espacios públicos y privados. «Reconocer esa realidad —señala— implica sentar bases laborales sólidas que permitan responder con eficacia y humanidad, sin dejar atrás el bienestar de los profesionales».
Llamamiento final a la responsabilidad compartida
Con una visión constructiva, Sergio Álvarez Álvarez apela a todas las partes —representación de los trabajadores, patronal y administraciones— a acelerar la apertura de la mesa de negociación y a trabajar con una hoja de ruta concreta. La voluntad declarada es avanzar hacia un acuerdo que fortalezca el ecosistema completo: profesionales motivados, empresas competitivas y un servicio que cumpla con las expectativas de seguridad de la sociedad.