Igualmente, por aquellas fechas coincidió que Israel había declarado persona “non grata” a Guterres, así como un casi simultáneo ataque a las instalaciones de la ONU, los cuales han persistido ocasionalmente repetimos de forma accidental, lo cual invitaba a reflexionar, si la información previa recibida, llevaría o no incorporadas cargas de profundidad.
Pues sí las debería de llevar, sí, acompañadas de Tarjeta de Visita en forma de ardiente y apasionado discurso de Trump que incendiaría, dicho de forma coloquial, la Asamblea Magna de Naciones Unidas, término, por la trascendencia y solemnidad del evento celebrado en el icónico Edificio situado entre el Río Este y la Primera Avenida de Nueva York.
Pero no olvidemos que estos fastos tenían lugar en el lugar de nacimiento del ingeniero aeroespacial Edward Murphy, y su famosa Ley, y probablemente, existiese en esos momentos alguna “conjunción astral” cercana a las escaleras mecánicas (protagonista ocular) decidida a intervenir en el acceso de Trump y su esposa, la enigmática Melania coincidiendo con una llamada de Macron, quejándose de que el guardia urbano impedía avanzar al Presidente francés…….hacia una Asamblea delas de mayor envergadura que se puedan llevar a cabo.
¿Será cierto lo declarado por portavocías de la Casa Blanca respecto a que la escalera y otros fallos técnicos fueron un acto de “sabotaje”? Algo infantil parece.
El colofón de la distopía fue una “división de opiniones” de nuevo de la sombra de la Ley de Murphy, la aparición de abucheos “antisemitas” generalizados, hacen pensar que Trump pueda traerse algo nuevo entre manos.
Interesante, una posible disquisición entre la famosa Ley o el posible sabotaje. ¿Y por qué no las dos?