LA EXPANSIÓN SILENCIOSA
Las garras imperiales de China en África
· Por José E. Mosquera (Twitter: @j15mosquera)
martes 27 de septiembre de 2016, 07:22h
Los Grandes Lagos es una de las regiones más ricas, estratégicas y conflictivas de África, con una extensión de más de 4 millones de km² y más de 230 millones de habitantes, repartido en seis países. Fue una región devastada por los conflictos que se desataron en el Congo, luego del derrocamiento y asesinato de Patricio Lumumba, en 1960. Su asesinato originó 32 años de dictadura de Mobutu Sese Seko, un sátrapa que con el apoyo de Estados Unidos, Francia y Bélgica, se constituyó en su fiel aliado para enfrentar los movimientos socialistas de la órbita de Moscú. Una dictadura que tuvo una estrecha relación con las tensiones políticas y militares de la Guerra Fría en la región, entre Estados Unidos y las potencias europeas con el Kremlin por el control geoestratégico de África. El papel de la dictadura de Mobutu, fue un elemento clave para surgimiento de regímenes dictatoriales de partido único con ropajes étnicos en Ruanda, Burundi, Uganda, Tanzania y Kenia.
Países que han sufrido ciclos sangrientos de golpes militares y de violencias étnicas. El genocidio de Ruanda hizo parte de ese espiral de violencia étnica que desataron las dictaduras en las luchas por el control del poder en esta convulsionada región africana.
La historia política de los países de los Grande Lagos, se ha caracterizado por una violencia étnica ancestral y una trágica vida institucional de golpes militares, donde el discurso de identidad étnica es una poderosa arma de movilización política y militar.
Por los trazados de las fronteras en defensa de los intereses de las potencias europeas, dividieron pueblos, etnias y clanes entre varios países. Por eso los conflictos étnicos y las crisis políticas en cualquiera de estos países, tienen un impacto regional y profundas incidencias políticas en África.
Lo destacado es que el fin de los conflictos armados ha originado un nuevo mapa político y nuevos procesos democráticos de elecciones libres. Por lo tanto, de las despiadadas dictaduras militares se ha pasado a procesos eleccionarios más democráticos que han disfrazados las dictaduras y se continúan con las fiebres de sus gobernantes de eternizarse en el poder a punto de elecciones fraudulentas.
En el último año han surgidos protestas y disturbios en el Congo, Ruanda, Burundi y Uganda, debido a que sus gobernantes no quieren abandonar el poder. En Burundi se vivieron el año pasado protestas cuando presidente Pierre Nkurunziza, intentó reformar la Constitución para reelegirse por tercera vez. En el Congo, el presidente Joseph Kabila, lleva 15 años en el poder y con argucias quiere aplazar las elecciones de noviembre para seguir en el poder. En Uganda el presidente Yoweri Museveni, gobierna desde 1986 y se ha sostenido a punta de reelecciones fraudulentas, al igual que en Ruanda el presidente Paul Kagame con 15 años en el poder a punta de fraudes electorales.
La excepción han sido Tanzania y Kenia. Lo interesante en la última década en la región ha sido que han disminuido los conflictos y con ellos cambio sustanciales en las dinámicas de sus economías. Actualmente el Congo alcanza una tasa de crecimiento del 7.7%, Tanzania del 6.9%, Ruanda del 6.3%, Kenia de 6.0% y Uganda del 5.3%. Pese a que sus economías dependen de los vaivenes del mercado internacional de materias primas, algunos de ellos han sabido diversificarlas con el impulso del turismo.
Se destacan los casos de Tanzania, Kenia y Ruanda, su crecimiento económico obedece en parte a nuevas ofertas en demandas turísticas, una industria que está marcando cambios en sus economías. Pese a los niveles de crecimiento que reseñamos, las enormes riquezas que poseen estos países, entre los cuales sobresale el Congo no han servido para mejorar sus niveles de desarrollo, sino de motor para exacerbar conflictos y, desde luego, para beneficiar a multinacionales europeas, norteamericanas, chinas y a un reducidos círculos de sus élites económicas y políticas. Lo polémico es que las economías de estos países están cayendo en las garras del nuevo colonialismo chino.
En esta región como en el resto de África, el fin de colonialismo abierto de los europeos no cerró las brechas del saqueo de las riquezas africanas, sino que con la “descolonización” estructuraron nuevas modalidades de expoliaciones más productivas con el apoyo de los líderes africanos.
Actualmente China es el mayor socio comercial de África, su estrategia ha sido de aplicar una política de préstamos a tasas de intereses bajas sin condiciones, de condonaciones deudas y de financiamientos de millonarios programas de desarrollo sin injerencias en los asuntos políticos a cambio de control de materia primas y de reglones claves de las economías.
Esa nueva modalidad de penetración imperial que le ha permitido a los chinos, controlar gran parte del mercado de materia prima y renglones claves de las economías africanas. Los chinos no solo son los mayores traficantes de marfil africanos, sino que tienen sus garras puestas en las riquezas de petróleo, cobre, oro y coltan del Congo, estas últimas las mayores del mundo. Los millonarios acuerdo firmado en los últimos años, entre China y el Congo, denominado “El Plan Marshal para el Congo”, los cuales superan los 15.000 millones de dólares, donde los chinos aseguran exportaciones de petróleo, oro, cobre y coltan, entre otros minerales por más 25 años.
Igualmente los capitales chinos han penetrado fuertemente en Tanzania, Uganda, Kenia, Burundi y Ruanda. Indudablemente que los africanos que se han “librado” del saqueo y de las impositivas recetas políticas y económicas de Estados Unidos y de las potencias europeas, pero sigilosamente están cayendo en las poderosas garras imperiales y neocolonialistas chinas.