Precisemos el título. Como la palabra ‘diputación’ tiene varias acepciones, aclaremos que el término refiere el ‘Ejercicio del cargo de diputado’. ‘Avispada’, participio de ‘avispar’, también es el adjetivo que califica al vivo, despierto o agudo. 175 es un simple número. Por ello, ‘DIPUTACION AVISPADA 175’ define el ejercicio del cargo de diputado de forma viva, despierta o aguda en relación con el número 175.
La mañana del miércoles 3 de mayo discurría. En el Foro de la Nueva Comunicación, Iñaki Gabilondo presentaba, o algo parecido (intentaba marcar tarea), a una Carmen Amores que, decía, vive en una ‘telecracia amenazada’. Ésta, no obediente, obvió instrucciones y se metió en su rol de presidenta de la Federación de Organismos o Entidades de Radio y Televisión Autonómicos (FORTA). Como tal, leyó un discurso sobre la tele pública. Con tono triste, aportó datos (confusos y manipulados), motivos (pocos y débiles) y razones (inconsistentes). Todo en defensa de la televisión autonómica que compite con la pública estatal y las televisiones privadas. Sin salirse del absurdo que usó Gabilondo (telecracia) que supone usar el sufijo ‘cracia’, que significado fuerza, dominio o gobierno, unido a una televisión que sólo es, y debe seguir siendo, un medio al servicio de todos.
Como resumen, el mensaje que, vía WhatsApp, recibió un recalcitrante defensor de la televisión pública: ‘Por lo oído hoy, lo de la FORTA autonómica y la tele nacional son la demostración de que la tele pública tiene lo que merece con amores como los de Carmen Amores’.
La mañana seguía discurriendo. Al salir, en el hall, un cartel advertía: “CÓDIGO DE VESTIMENTA: No están permitidos los uniformes deportivos, ropa desgarrada, zapatillas, sandalias y chanclas. Los caballeros deberán evitar cualquier tipo de ropa sin mangas, pantalones cortos o abiertos”.
Algunos de los asistentes al Foro, periodistas, desde allí fueron al Congreso de los Diputados, a ver el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Uno opinó que el CÓDIGO DE VESTIMENTA podría ser útil en la entrada del Congreso. Otro, al hablar del vestido de sus señorías, informó de una apuesta: Hay un café con dos azucarillos en juego si, cuando llegue el calor, en esa santa casa aparece alguien enseñando chicha de barriga.
Y surgió la conversación: Chicha de barriga, blusas transparentes, minifaldas, toreras, escotes, rastras, pantaloncitos de pirata y de pata corta, andrajos, camisetas con carteles. Diputados y diputadas. Presupuestos. Podemitas y ‘podemitos’. Enmiendas a la totalidad y al articulado. Capacidades intelectuales de padres y madres de la Patria. El número 175. Y...
Aritmética Parlamentaria. Con una realidad que, tras los pactos entre grupos (o lo que sea), el apoquine publicado y lo que se oculte (si se oculta), se concreta en el número 175, necesario para, en primera instancia, salvar la andadura de los PGE por el Congreso. Si hay más de 175 diputados que rechazan los presupuestos, revolcón. Si menos, trámite salvado.
Pasada la Plaza de Neptuno, Carrera de San Jerónimo arriba, alguien sugirió la apuesta: Café con dos azucarillos si en la votación de presupuestos se equivocan los que los apoyan. Fue aceptada de inmediato por un coñón excelso que apostó por que el error lo cometieran los contrarios. In mente, se repasaron los primeros (PP, C’s, PNV, Foro Asturias, UPN y CC) y los segundos (PSOE, Podemos y coaligados, Esquerra y Grupo Mixto).
‘Hay otra posibilidad, que me pido’, dijo alguien ante los leones de bronce de la puerta del Congreso (Benavides, el diestro con testículos; y Malospelos el siniestro sin genitales): ‘Café con dos azucarillos a que empatan a 175’.
Nadie respondió y la apuesta quedó en el aire. Por la noche, en los medios, en los telediarios de la televisión pública estatal, en los informativos de cadenas privadas; y entre las noticias que dan los miembros de la FORTA que preside Carmen Amores, apareció el resultado: La diputación avispada de sus señorías había logrado el número 175 y salvado el trámite de los PGE en el Congreso de los Diputados.
El sábado por la tarde, uno de los apostantes, perdedor de la apuesta, aprovechó el descanso del partido de fútbol que veía por la tele, para mandar una propuesta colectiva:
‘Sus señorías votaron el miércoles y algunos hemos perdido el café con dos azucarillos. ¿Va otro, esta vez sin azucarillos, para la siguiente votación?’
No hubo respuestas. Frente a la repetición de una diputación avispada 175, no hubo reacción.
¿Por falta de confianza en la inteligencia y capacidad de diputados y diputadas?. Acaso el motivo sea otro. Y es que en la próxima votación sobre los PGE el número no es el 175. El trámite depende de otro. Para pasar, o rechazar, los Presupuestos Generales del Estado han de votar lo mismo, al menos, 176 diputados.