Una vez superados los “años negros”, el coleccionista y/o propietario de una modesta - o no tan modesta – colección vuelve a animarse – o si lo prefieren – a sacar la cabeza y se atreve a asomarse con toda prudencia al mercado. Si me han leído ustedes anteriormente, ya saben que mi optimismo es relativo- ya que desde la atalaya de la peritación, desde donde se ve todo y no se participa en la compra o venta – prefiero ser cauto en este renacer del mercado. Otro día les explico donde está el truco… En anteriores ocasiones ya he comentado que nuestra labor profesional tiene muchas más atribuciones o aplicaciones, más allá de la valoración de las obras y piezas para su venta, y nos olvidamos de ello con demasiada despreocupación o si se prefiere con una imprudencia impropia de aquel que invierte en un bien tan específico como es el arte.
A menudo nos planteamos alegremente que “mis obras no son muy valiosas”… ¡Y menos lo serán cuando se quemen, mojen, rompan o roben en el peor de los casos!. Como verán les estoy poniendo en suerte para el tema que hoy me ocupa y desde luego preocupa después de años de experiencia y reciente actualización de los siniestros enunciados anteriormente. La póliza de seguro.
Es más que probable que el amigo lector y propietario, tenga una póliza de seguros doméstica, Póliza de hogar que se dice. Una póliza que se contrata, pero nunca se usa -afortunadamente- y por tanto un gasto más -según el acervo popular-. Es un tipo de póliza que teóricamente “cubre” el expediente, sobretodo útil en la segunda vivienda donde no estamos habitualmente y que es en el inicio de vacaciones cuando resulta más conveniente ya que nuestro apartamento o chalet puede “sufrir” los “daños colaterales” que provocan los vecinos de temporada o el desuso de griferías, ventanas, persianas, etc…
No obstante llega el verano y las vacaciones, por tanto nuestra primera vivienda - igualmente con una póliza - es la que será realmente deberá estar conveniente asegurada. No quiero ser agorero, pero les aseguro que es el momento que suceden los imprevistos y situaciones que pueden amargarnos el descanso merecido (sino fuera por los niños).
Nuestro agente –actualmente más telemático y eso tiene un riesgo - nos pregunta al contratar la póliza telefónicamente, sobre que tipo de vivienda, comunidad, metros, electrodomésticos y finalmente sobre los objetos de valor. Aquí, en este punto de los objetos de valor, pueden darse dos opciones: El contratante que en el apartado de objetos de valor incluye muebles, televisión y obras de arte, pensando ingenuamente que todo forma parte del mal llamado “ajuar doméstico” (recomiendo la lectura del art.1302 del CódigoCivil)… Y por otro lado, el contratante que es consciente que puede tener alguna pieza de valor ya sea sentimental o económica y puede dar un valor orientativo de las mismas, lo que supondrá un incremento X en la póliza regular.
Y llega el fatídico día, ese por el que vale la pena haber pagado. Los casos son reales y recientes: Las pasadas Navidades una iluminación navideña provocó un incendio en un hogar normal, como el suyo o el mío. Quiero pensar que el Todopoderoso fue benigno con aquella familia que celebraba el nacimiento de su Hijo y les despertó antes de que pereciesen asfixiados o abrasados, pudiendo sofocar a tiempo un incendio que ya había provocado graves daños en molduras, techos, pintura, muebles y cuadros.
El pasado mes de abril, después de una noche de lluvias torrenciales, el apartamento de una joven artista sufrió una inundación provocada por el mal estado de las cañerías bajantes de la comunidad. Resultado: Dos paredes en las que colgaban obras y se conservaban en los muebles varias carpetas con obra terminada quedó convertido en un amasijo de pasta papel y lienzos irrecuperables.
Otra más. El nieto pequeñito había empezado a caminar y desde que gateaba tenía fijación con un enorme gallo de cristal de Murano de los años 60, al cual por fin pudo alcanzar…creo que la abuela lo ha desheredado.
Para finalizar. Puente con sorpresa a la llegada. Los relojes de él las joyas de ella y un dibujo de Miró. Esta vez los cacos no eran tan tontos, dejaron el cuadro de Tapies que estaba catalogado.
En ninguno de los casos anteriores se había hecho una extensión de la póliza a bienes materiales valiosos, o si lo prefieren, no se habían declarado, o mejor dicho no estaban registrados convenientemente con un Informe Pericial de Tasación previo y por tanto, se tuvo que hacer después con las demoras y retrasos correspondientes en el pago de las primas.
En algunos casos tuve que recurrir a fotos familiares donde aparecían las piezas, en otros no tuve tanta suerte y la aseguradora fue muy reacia a pagar la prima. Normal. La aseguradora normalmente no pone reparos, pero se tiene que demostrar que el valor declarado es ese y cual es verdaderamente el bien dañado y con la información más detallada posible (informe pericial de tasación). Sino, evidentemente puede poner pegas, pero es que si además declaras en un siniestro que habían piezas valiosas no declaradas previamente, a lo mejor ni te cubren el resto del siniestro porque pueden entender que se está intentando estafar declarando lo que no existía. No olvidemos que el gen del Lazarillo forma parte de nuestro ADN…
No es aconsejable por tanto esperar a que suceda la desgracia para que venga un Perito Tasador. Nosotros dictaminamos de acuerdo con evidencias y pruebas y a veces eso es imposible - el cuadro estaba calcinado, Sólo quedaba el bastidor ¿Qué se yo lo que había ahí…- y además sin fotos ¿Cómo justifico yo que antes “aquello” era un Meifrén de 7.000€?. En el caso de la inundación al menos la artista había fotografiado las obras…pero no todas. Con la figura de Murano quedaba sólo la cabeza y eso que costaba 12.000 €. Y con las joyas se adjuntó la denuncia de la policía y poco más. El coleccionista de piezas importantes además sabe que la aseguradora exigirá unos mínimos de seguridad (alarmas, cerraduras, etc.). Si lo piensan es lógico. No puede ofrecerse un buffet libre a los malhechores.
He trabajado indistintamente para aseguradoras y para sus clientes y les aseguro que en el caso de las primeras buscan hasta la última excusa para ahorrase pagar la prima y en el caso de los segundos he vivido su tranquilidad o su desesperación. Depende de ustedes, pero creo que dormir tranquilo bien vale un informe o un Inventario Pericial de Tasación. Una extensión de la póliza de hogar para objetos valiosos no es cara. Perderlo todo es más doloroso. De acuerdo que una vez perdido el objeto no lo recuperaremos pero al menos si nos pagan su precio, las penas serán más llevaderas.
Si tienen que asegurar, asegúrense de hacer las cosas bien. Así evitarán disgustos y se garantizarán que la inversión de la póliza vale la pena, pero sobretodo no pecar optimistas e ingenuos. Nos puede pasar a todos.