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MEGAPROYECTO GEOPOLÍTICO

'One Belt, One Road', o cómo China está cambiando el mundo

Fernando Moragón es experto en Geopolítica y Presidente del Observatorio Hispano Ruso de Eurasia OHRE.
Fernando Moragón es experto en Geopolítica y Presidente del Observatorio Hispano Ruso de Eurasia OHRE.

· Por Fernando Moragón, experto en Geopolítica y Presidente del Observatorio Hispano Ruso de Eurasia OHRE

martes 20 de febrero de 2018, 09:36h
La Nueva Ruta de la Seda es una apuesta de China para construir un gran mercado continental euroasiático común que desplazará el centro hegemónico del mundo del Atlántico a Asia. El proyecto chino de la Nueva Ruta de las Seda, conocido también como One Belt, One Road -OBOR por sus siglas en inglés-, tiene su origen el 7 de septiembre de 2013 cuando el Presidente Xi Jinping pronunció un discurso en la Universidad Nazarbayev en Astaná, Kazajstán, en el que dio a conocer por primera vez al mundo de manera oficial las intenciones de China de crear una Nueva Ruta de la Seda. A partir de entonces, la implicación china no ha hecho más que crecer hasta convertirse actualmente en el eje vertebrador de la política económica y exterior del país. Para China es un proyecto vital, estratégico, tanto desde el punto de vista económico como geopolítico, de tal manera que su implementación llevará décadas y marcará completamente el futuro de este país. Tal es su importancia que en el XIX Congreso de Partido Comunista Chino, celebrado en octubre del año pasado, el OBOR entró a formar a parte de los estatutos del Partido Comunista Chino.

En este sentido, el Observatorio Hispano Ruso de Eurasia, OHRE, es consciente de la enorme importancia del proyecto chino y trabaja para dar a conocer la realidad de esta empresa que, sin duda, cambiará el mundo.

El OBOR se compone de dos vías principales para conectar China con el resto de Eurasia: una terrestre y otra marítima. La primera es conocida como el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda, que partiendo desde diferentes ciudades chinas llega hasta la Región Autónoma de Xinjiang, centro a partir del cual esta puede conectarse con Europa y Oriente Medio. Xinjiang es el gran pivote chino que articula todas las rutas terrestres hacia el oeste de China, de ahí las enormes inversiones que el gobierno chino está haciendo en esta Región Autónoma. La segunda, la Ruta de la Seda marítima, bordeará la costa del Pacífico hasta el Índico, subirá por el mar Rojo y terminará entrando al Mediterráneo.

Con el OBOR China está planteando crear un mercado continental euroasiático integrado. La primera parte de este monumental proyecto finalizará en 2049 coincidiendo con la conmemoración del centenario de la fundación de la República Popular China. Actualmente, para alcanzar su objetivo, China tienen que crear infraestructuras básicas, sobre todo en Asia, pero también en Europa, como ya está haciendo. Para ello se ha dotado de varios medios financieros: el Fondo de la Ruta de la Seda, el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructuras, el Banco de los BRICS y, sobre todo, los acuerdos económicos bilaterales con otros estados.

En la parte terrestre ya existe una conexión consolidada entre los diferentes centros chinos y europeos, que recorre la provincia china de Gansu para continuar por la Región Autónoma de Xinjiang –enclave esencial de la ruta terrestre por, entre otras cosas, compartir frontera con ocho países- y de ahí a Europa a través de Kazajistán, Rusia, Bielorrusia y Polonia –el nodo de distribución europeo- desde el que se distribuyen los trenes chinos por toda Europa. La Nueva Ruta de la Seda alcanza ya tanto a Reino Unido desde 2017 como a España desde 2014, existiendo un tren directo desde Yiwu, “la capital china del comercio al por menor”, a Madrid con una frecuencia mensual.

Esta vertiente terrestre posee varios ramales o corredores secundarios de gran importancia. El que destaca por su importancia geoestratégica y económica y su avanzado estado de desarrollo es el Corredor Chino-Pakistaní. China está creando en Pakistán una economía completamente nueva. Para ello está abordando la creación de infraestructuras férreas y carreteras de norte a sur. Además, está llevando a cabo la creación de zonas especiales de desarrollo económico a las que suministra energía por medio de la construcción de centrales eléctricas de todo tipo -eólica, solar, geotérmica, entre otras-. Por otro lado, China ha finalizado ya la apertura de un nuevo puerto de aguas profundas en Gwadar, Pakistán, en manos de una empresa china que tiene suscrito un acuerdo de arrendamiento por 50 años. El puerto de Gwadar servirá para suministrar a China el petróleo y el gas de Oriente Medio evitando el estrecho de Ormuz y, especialmente, el estrecho de Malaca, por el que circula aproximadamente el 80 por ciento de estos combustibles provenientes de dicha región hacia China. También se llevará a cabo el trazado de oleoductos y gasoductos para el suministro de gas y petróleo desde Irán por vía terrestre que, junto al que llegue por vía marítima al puerto de Gwadar, transportarán a través de Pakistán hasta China dichos combustibles fósiles entrando por la Región Autónoma de Xinjiang. Además, China construirá al lado de Gwadar un puerto militar para su flota en la península de Jiwani. De llevarse a cabo este proyecto, se convertiría en la segunda base militar abierta por China en otro país después de la establecida en Djibuti desde donde controla el estratégico estrecho de Bab el-Mandeb. La creación del Corredor Chino-Pakistaní conllevará la estabilización política de Pakistán y, a largo plazo, la de Afganistán. Aquí entramos en la vertiente geopolítica del megaproyecto del OBOR. Y no se debe olvidar que, a diferencia de lo que sucede en Occidente, China plantea este proyecto, como otros muchos, como algo que cuya realización llevará varias décadas.

También han empezado a realizar los primeros proyectos del Corredor Económico Chino-Mongol-Ruso, el inicio, por ejemplo, el puente sobre el rio Amur entre Rusia y China. Con Rusia, en concreto, se está realizando el proyecto de tren de alta velocidad entre Moscú y Kazán y la construcción del gaseoducto Fuerza de Siberia que suministrará a China 38 mil millones de metros cúbicos cuando esté terminado. En el sudeste asiático, del Corredor Económico China–Península Indochina de los países donde ya han iniciado las obras de un tren de alta velocidad que conectará el sur de China con Singapur o el tren que atravesará Malasia de oeste a este. Las obras de tren de alta velocidad tailandés entre Bangkok y Nong Khai, en la frontera con Laos, están en marcha. El Corredor Económico China–Myanmar–Bangladesh–India es el que más problemas presenta hasta la fecha. El conflicto con los rohinyás en Myanmar y las tensiones fronterizas entre India y China hacen que se registren pocos avances. Por otro lado, la relativa mejora de la situación en Oriente Medio, con la derrota del Estado Islámico y otros grupos yihadistas en Siria e Irak, y las buenas relaciones entre China, Turquía e Irán hacen que pueda prolongarse el Corredor Económico China–Asia Central–Asia Occidental, que por el momento llega hasta Irán por tren desde el 2016. Los trenes chinos también llegan al norte de Afganistán desde 2015. En Asia Central sigue adelante el proyecto de la construcción de la línea D, el cuarto gaseoducto que une Turkmenistán con China. Turkmenistán es el primer suministrador de gas de China. La reciente ruta abierta que parte desde Xinjiang, recorre todo Kazajistán hasta el mar Caspio, donde los trenes chinos descargan sus contenedores en barcos que cruzan el mar hasta Azerbaiyán, para allí volver a ser cargados en trenes, abre una nueva vía de penetración hacia Europa. También la Ruta de la Seda Marítima avanza rápidamente. China, se ha hecho recientemente con el control de uno de los puertos más importantes del Índico, el puerto de Hambantota en Sri Lanka, por 99 años. Hambantota es un puerto de aguas profundas clave en la ruta hacia los países del Golfo pérsico, Europa y la costa africana del Índico.

Ya en Europa, ha sido especialmente relevante la reunión de primeros ministros del Foro 16+1, países de Europa Central y Oriental más China, celebrada en noviembre del año pasado en Budapest. En dicho Foro se reforzaron las inversiones chinas en esta área destacando la ratificación de la construcción de un tren de alta velocidad entre Belgrado y Budapest. Este Foro ha sido aprovechado por los países del grupo de Visegrado –Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia- para criticar duramente a la Unión Europea por no seguir el ejemplo de inversión y desarrollo chino en esta parte de Europa. La influencia china sobre estos estados de Europa Central y Oriental no deja de crecer al mismo tiempo que muchos de ellos se enfrentan abiertamente a las políticas y acuerdos tomados por la UE.

En resumen, el proyecto chino del OBOR camina rápidamente y de forma imparable por toda Eurasia de tal manera que en la próxima década va a reconfigurar el mundo poniendo a Asia en su centro y convirtiendo a China en la nueva potencia hegemónica mundial frente al declive de los Estados Unidos en un estado de guerra permanente e implotando social, política y económicamente y a una Europa que experimenta una decadencia histórica irreversible desde la primera guerra mundial y que los despropósitos cometidos por la UE en los últimos años no han hecho más que acentuar.

El autor, Fernando Moraron, durante su presencia en la exposición de Xinjiang.
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El autor, Fernando Moraron, durante su presencia en la exposición de Xinjiang.
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