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UNA HORA EN LIBERTAD

Debate ideológico en estos tiempos de crisis política

Javier García Isac, director de www.radioya.es
Javier García Isac, director de www.radioya.es

· Por Javier García Isac, director de www.radioya.es

jueves 05 de julio de 2018, 09:53h
Mentiría si dijese que me sorprende la obsesión de la izquierda por la muerte. No hay más que analizar su historia, para comprender que forma parte de su ideología, de su forma de ser, de sus valores y sobre todo de su cultura. Creen tener siempre una supuesta superioridad moral, de la que en verdad carecen, que les hace pensar que ellos son los que deben decidir que está bien y que mal, incluso, en muchas ocasiones, a lo largo de su historia de terror, crimen y corrupción, quien debe vivir y quien morir. Tienen su particular visión de la historia, y son incapaces de reconocer que algo, en algún momento, hicieron mal. Dividen a la sociedad entre buenos y malos, y apartan, cosifican y estigmatizan a todo a aquel que no se ajuste a sus parámetros de la sociedad que desean construir. Son totalitarios y su norma habitual de conducta es la imposición. Exigen dialogo, respeto y consenso con la anti España, con determinadas minorías cuyas conductas tenemos que aplicarnos como propias y normales, y que debemos aceptar si no deseamos ser excluidos.

La libertad y la democracia, son la excusa necesaria, el instrumento utilizado para la manipulación, para la ocultación de sus deseos de imposición. El mantra que todo lo cubre, que todo lo tapa. Ni creen en la libertad, ni creen en la democracia. Son golfos, resentidos, sin una pizca de autocritica, sin piedad. Colaboraron con bandas armadas de asesinos, robaron y mataron sin piedad, y se ocultan detrás de una libertad y una democracia en la que nunca han creído.

Solo les mueve el odio hacia todo aquel que les desenmascare, utilizando las leyes para ajustar cuentas y eliminar y silenciar al diferente, al disidente. Su obsesión enfermiza por Franco, por aquel que les derroto, por aquel que les puso en su sitio, no terminara nunca, no finalizara ni siquiera con la profanación de sus restos. Calumniar, mentir, tergiversar, solo buscan tapar sus propios crímenes, sus propios delitos y corruptelas.

Se equivocan gravemente todos aquellos que piensan que esto solo va de mover el cuerpo de un Jefe del Estado que lleva muerto más de 40 años, que no tenemos que darle mayor importancia. Mover a Franco de su tumba, es aceptar como validos todos los crímenes de la izquierda de este país, dar por buenas todas las atrocidades por ellos cometidos y lo que es peor, permitir su repetición. Consentir la persecución de todos aquellos que disienten y discrepan. Porque mover un cadáver, no es solo mover un cadáver, quitar una calle, plaza o estatua, no es solo quitar una calle, plaza o estatua. Seremos unos necios si pensamos que todo terminara aquí, que todo acabara con la profanación de un cuerpo, o con la retirada de unos reconocimientos y homenajes. La pasividad y la cobardía, son los mejores aliados del mal que avanza, porque no tiene a nadie en frente que lo detenga. La izquierda de este país, pretende lavar su imagen con la profanación del cuerpo de Franco, pero esto no será suficiente para calmar sus ansias de venganza, de aquel que les derroto.

Si seguimos permitiendo la tergiversación de nuestra historia y de nuestro pasado, estaremos dando carta de naturaleza a la maldad, estaremos normalizando unos hechos y unas acciones que estaban encaminadas a exterminar a todo aquel que no pensaba igual que el de aquellos que ahora desean profanar cadáveres e imponernos su particular visión de las cosas, sin admitir, sin reconocer, que todo empezó en nombre de la libertad y la democracia, sin que ni la libertad, ni la democracia tuvieran nada que ver. Tengo dudas de que todo el daño realizado sea subsanable, de lo que no tengo dudas, es que todavía quedan hombre y mujeres capaces de sacrificarse por la verdad, sin necesidad de esconderse detrás de palabras vacías y huecas, sin necesidad de excusas para saber lo que está bien o mal, y mal está el profanar el cadáver de aquel que nos salvo y nos trajo la prosperidad de la que hoy disfrutamos. Después de la profanación de los muertos, vendrá la profanación de los vivos. Javier García Isac / director Radioya.es

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