En la Italia de los años 20, con Mussolini ya en el poder, los ‘camisas negras’ sembraban el terror en el país. ‘Ajusticiaban’ y acosaban a sus opositores políticos, mientras que el Duce negaba cínicamente cualquier relación con aquellos alborotos. Una década después los ‘camisas pardas’ hacían lo propio en la debilitada República de Weimar y las luchas callejeras con los comunistas ensangrentando las calles alemanas durante los últimos años de la República. El hecho más grave de los radicales manipulados a distancia por el poder político ocurrió el 27 de febrero de 1933, cuando muy probablemente incendiaron el Reichstag, echando la culpa a los ‘otros’, a los comunistas. Esto sucedió ya con Hitler de canciller y le sirvió para justificar la infausta Ley Habilitante que le otorgó plenos poderes para implantar ‘de iure’ la dictadura que ya existía ‘de facto’.
Pero como los 'incontrolados' daban mala imagen a un gobierno que quería mostrar autoridad y aparentar legalidad, el Führer cortó por lo sano, y así en la ‘Noche de los cuchillos largos’, en 1934, aniquiló a los líderes de las SA y a decenas de opositores políticos.
Este descabezamiento parcial del partido nazi fue sólo una operación cosmética, ya que el régimen siguió alentando a sus alborotadores ‘en nómina’ y en la ‘Noche de los cristales rotos’, en 1938, multitud de alemanes bajo apariencia de una espontaneidad muy bien orquestada por Goebbels atacaron los comercios y sinagogas judías, a las que en el imaginario nazi se asimilaba a una otredad ‘infrahumana’. No solo eran distintos, sino que además desde el poder político y mediático llevaban años siendo ‘des-humanizados’ para que su invisibilidad cívica fuese el paso previo a su exterminio físico.
Menos mal que en Cataluña el problema es diferente. Menos mal que no vienen los fascistas. Menos mal que las calles las toman los antifascistas. Menos mal que los separatistas no hacen uso de la violencia. Menos mal que las fuerzas del orden catalanas no están politizadas. Menos mal que el ‘president’ Torra no incita a los radicales a tomar el Parlament. Menos mal que no atacan a los comercios de los ‘charnegos’, de los ‘otros’. Menos mal que no se amenaza con violar en grupo a la líder de la oposición. Menos mal que no se utilizan clavos, líquidos abrasivos, cuchillas... como trampas ‘antilazos’. Menos mal que no se echa la culpa de la violencia a los ‘Otros’. Menos mal que no se señala marcando los coches de los militantes de Ciudadanos, cual judío con su estrella amarilla, cual homosexual con su estrella rosa o cual gitano, comunista y opositor señalado por el régimen nazi. Menos mal que en Cataluña no vienen los fascistas.