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EL PRESIDENTE KAZAJO NURSULTAN NAZARBAYEV ABANDONA EL PODER

Nazarbayev, una decisión no improvisada y de gran responsabilidad ante el nuevo liderazgo
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Nazarbayev, una decisión no improvisada y de gran responsabilidad ante el nuevo liderazgo

· Por Carlos Uriarte Sánchez, Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Rey Juan Carlos y Secretario General de Paneuropa España

domingo 05 de mayo de 2019, 09:05h

El pasado 19 de marzo 2019, el presidente Nursultan Nazarbayev anunció su dimisión como jefe del Estado antes de que se celebraran las próximas elecciones. A Nazarbayev muchos de sus conciudadanos le llaman Yelbasy –el líder de la nación, pues es el padre del Kazajstán moderno desde que este país se independizó de la URSS y además denota el cariño que le tiene su pueblo, que tiene en la familia uno de sus valores fundamentales. Como estipula la Constitución kazaja en el caso de que el presidente abandone el poder, es el presidente del Senado, la segunda jefatura del Estado, quien reemplazará al presidente como jefe del Estado. De esta manera Nazarbayev fue sustituido dentro de toda normalidad constitucional por el presidente del Senado del Parlamento Kasym-Zhomart Tokayev.

¿Puede considerarse esta decisión como inesperada o improvisada?: la respuesta es claramente no. Nursultan Nazarbayev ya tiene 78 años, es un político muy experimentado, que no deja lugar a la improvisación y que ha dado ya pruebas anteriormente de su sensatez y su visión en el medio y largo plazo. Por ejemplo, hace 25 años en marzo de 1994, por primera vez desde la tribuna de la Universidad Estatal de Moscú, anunció su idea de crear una Unión Aduanera. El 29 de mayo de 2014, los presidentes de Rusia, Bielorrusia y Kazajstán firmaron el Tratado de creación de la Unión Económica Euroasiática, que entró en vigor el 1 de enero de 2015. Un gran paso de fortalecimiento del proceso de integración en el espacio postsoviético. Podemos calificar en este caso a Nazarbayev como de visionario pues su propuesta se ha convertido en realidad integrando en la actualidad a 5 estados: Rusia, Kazajstán, Bielorrusia, Kirguistán y Armenia.

Otro ejemplo de la no improvisación que ha caracterizado la política de Nazarbayev fue, aprovechando los tiempos de altos precios del petróleo, la creación de una fundación nacional, a modo de “colchón de seguridad”. Así mismo, anticipándose a la caída de los precios de los hidrocarburos, el país anunció un programa de desarrollo industrial innovador acelerado priorizando las industrias de procesamiento más costosas de la economía.

Aunque el nivel del PIB no se sitúa en niveles de años precedentes, según el Ministerio de Economía Nacional kazajo, en el primer trimestre de 2019, el crecimiento del PIB fue de 3,8% lo que demuestra la bonanza económica y cómo las medidas de previsión que se tomaron han dado sus frutos produciéndose una mayor diversificación de la economía en sectores como la industria ligera, la elaboración de bebidas, los productos de plástico, la producción de materiales de construcción, así como la ingeniería mecánica, incluida la industria motriz.

¿Cuál ha podido ser la principal causa que ha propiciado la decisión del presidente Nazarbayev de ceder el testigo? Quien conoce la forma de hacer política del primer presidente del Kazajstán moderno podrá estar de acuerdo en que siempre en sus decisiones ha primado la economía por encima de la política; esto es, el deseo de mejorar el bienestar de su pueblo. Siguiendo esta línea argumental, el primer presidente kazajo comprendió que el país necesitaba un líder que pudiera trabajar y guiar al país durante el periodo de transición hasta la próxima elección presidencial. En este sentido, no sólo previó una sucesión ordenada conforme a la legalidad constitucional de Kazajstán en la persona del presidente del Senado del Parlamento kazajo, Kasym-Zhomart Tokayev, sino que además éste posee mucha experiencia trabajando para el Estado como primer ministro y durante 10 años presidente del Senado, así como diplomático llegando a ser director general de la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas en Ginebra. Cualidades todas ellas que indican que es la persona adecuada para liderar la transición en Kazajstán a un nuevo liderazgo siendo el pueblo kazajo quien finalmente decida quién debe de ser la persona que dirija los destinos del país. En estos momentos, lo que necesita Kazajstán es una transición ordenada dentro de la legalidad que proporcione estabilidad al país y por extensión a toda la región del Asia Central. Por su parte, Tokayev posee la experiencia y el prestigio necesarios tanto a nivel nacional como internacional para convocar como ha hecho unas elecciones anticipadas previstas para el próximo 9 de junio 2019 y que éstas se celebren con éxito. El principal objetivo: que la política de prosperidad y estabilidad del primer presidente Nazarbayev continúe. Este mensaje está dirigido no solo a los socios extranjeros de Kazajstán sino también sus propios ciudadanos.

Muchos analistas económicos auguran una nueva crisis económica mundial para 2020. Atendiendo a estos malos pronósticos parece lógico que el nuevo presidente Tokajev haya decidido adelantar las elecciones presidenciales para que para ese año el país posea un liderazgo que garantice las reformas necesarias que amortigüen los efectos de la misma en la economía y la sociedad kazaja, así como contribuya a asegurar la estabilidad en el país tan necesaria especialmente en tiempos de incertidumbre. La sociedad kazaja debe de afrontar este nuevo reto unida y fuerte moralmente, y para esto, qué mejor, que con un nuevo presidente al frente del país que continúe la senda de éxito emprendida por el presidente Nursultan Nazarbayev. No obstante, el nuevo presidente deberá aportar también nuevas ideas y un espíritu reformador renovado no sólo en el campo económico, sino también en el terreno social y político. Además, debemos de tener en cuenta que para el año 2020 el nuevo liderazgo kazajo debe estar totalmente en ejercicio de sus plenas funciones dando muestras de que Kazajstán es un país de fiar para los grandes inversores, empresarios medianos, socios internacionales, funcionarios y ciudadanos de a pie. Esperar para el cambio al año 2020 hubiera supuesto un tiempo perdido para los 18 millones de kazajos, que en un mundo global como el actual no pueden ser ajenos a dichas crisis y cambios.

Las incipientes jóvenes democracias ucranianas y kirguisas, que tantas veces se ponen como ejemplo a otros procesos de transición en el espacio postsoviético no pueden extrapolarse tan fácilmente a Kazajstán. El país kazajo lo que necesita en estos momentos es continuar con el espíritu reformador de su primer presidente con un espíritu renovado que garantice ante todo la estabilidad en el país y en toda la región del Asia Central. Sólo así, el país estará en las condiciones adecuadas para poder iniciar una transición democrática siguiendo el ejemplo de los estándares occidentales.

La decisión de Tokayev de adelantar la celebración de elecciones presidenciales ha sido bienvenida por la ciudadanía kazaja. La elección de un nuevo jefe del Estado que cuente con el respaldo del pueblo tendrá efectos muy positivos en la estabilidad política y económica del país. El presidente interino se ha mostrado como el garante de unas elecciones justas y abiertas y ha afirmado: “ahora estamos viviendo un momento histórico. El poder supremo en Kazajstán se transfirió en una atmósfera tranquila en total conformidad con la Constitución. Esto ha provocado el respeto de Kazajstán por parte de la comunidad internacional”.

Nos encontramos pues ante una oportunidad histórica para que las elecciones del 9 de junio 2019 sean unas elecciones verdaderamente democráticas, libres y creíbles. Esperemos que los buenos deseos vayan también acompañados de hechos, que contribuyan al progreso, desarrollo, democracia y estabilidad en Kazajstán.

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