Me producen un profundo asco, un infinito rechazo, unas arcadas difíciles de contener, todos aquellos que manipulando la historia, tratan de justificar los crímenes, los asesinatos y las muertes de aquellos que no pensaban o piensan como ellos. La historia o el relato se manipula y se ajusta a gusto de los relatores, de los manipuladores que buscan blanquear a los criminales y a los asesinos. La palabra democracia ha sido prostituida hasta tal punto, que muchos criminales de nuestro pasado más reciente, se escudan en ella para justificar todo tipo de barbaridades, excesos y asesinatos. Basta con decir que uno es anti franquista, para justificar su comportamiento y presentarlo a la sociedad como un ejemplar de demócrata.
Basta con considerar que sus víctimas eran fascistas, para entender que sus crímenes eran correctos y merecidos. Cosificamos a la víctima y entendemos, comprendemos y ensalzamos a la categoría de héroe al asesino. Les hacemos merecedores de calles y homenajes y vilipendiamos a sus víctimas, que son doblemente asesinadas, cuando murieron y posteriormente, cuando les quitamos todo reconocimiento. Por cierto, lo de menos es saber si eran o no franquistas o fascistas, en ningún caso, el crimen estaría justificado, lo que sucede, es que al igual que la palabra democracia esta prostituida, lo mismo sucede con la palabra franquista o fascista. Por desgracia, hoy día es considerado fascista todo aquel que no piense como nosotros. No hace tanto, ETA y sus compinches eran considerados fascistas, hoy día son considerados hombres de paz.
Recientemente, hemos asistido a dos episodios que bien deberían hacernos reflexionar, sin contar que para Televisión Española, el asesinato de 14 monjas a manos de sudorosos milicianos comunistas, se tratara de una desaparición y no de un crimen. En ambos casos, la dinámica es siempre la misma, y tiene como objetivo blanquear al asesino e incluso justificar sus crímenes, y en ambos casos, la relación es más que evidente. Por un lado, Pablo Iglesias y la organización a la que pertenece, aquel que considera que un anti franquista es siempre un demócrata que tiene que ser respetado y homenajeado, se escandalizaba de que en Córdoba, calles como Mártires de Paracuellos, vuelvan a recuperar su nombre, después de que de forma sectaria e incomprensible, fueran eliminadas. Pablo Iglesias, cuyo abuelo estuvo envuelto en algún asunto turbio con crímenes de por medio, y su padre militara en la organización terrorista FRAP, consideraba que los Mártires de Paracuellos eran fascistas y de esta manera, venía a justificar el asesinato de cerca de 10.000 personas, hombres, mujeres y niños indefensos, sucedido en los primeros meses de nuestra guerra civil y cuyo delito fue el de dejarse asesinar, el de dejarse matar, por aquellos a los que él considera demócratas. Si hemos llegado a este punto, es por no habernos escandalizado lo suficiente, la primera vez que estas calles fueron eliminadas, por no haber contado lo sucedido y haber permitido que verdugos, criminales y personajes como Iglesias o Beatriz Talegon, justificaran y blanquearan la historia de terroristas y asesinos.
Mientras esto sucedía, otra vez televisión española, la pública, la de todos, entrevistaba al ex terrorista de ETA, Arnaldo Otegui y ahora portavoz de Bildu, organización que parece gusta mucho a la izquierda de este país, y uno de los socios preferentes del socialismo español. Poco importa que ETA asesinara a 14 compañeros del PSOE, la indignidad del socialismo español no conoce límites. Indignidad solo comparable a la de Rosa María Mateo y al propio ente público y al de los políticos que se escandalizaban porque no aplaudían a Mar Blanco, hermana del concejal de Ermua asesinado por ETA y diputada del partido popular. Lo cierto es que después de poner en la calle a terroristas y asesinos, después de la componenda con ETA y con los socialistas, no sé de qué se quejan los populares, cuando son igual de indignos que los que no aplaudían, excepto que estéticamente se creen que ellos nada han tenido que ver en el blanqueamiento generalizado de asesinos, terroristas y criminales, y en algo deben de tener razón, nos los blanquearon, solo se limitaron a ponerlos en libertad, mientras Mar Blanco no se inmutaba y seguía cobrando de su sueldo de diputada mientras Mariano Rajoy era presidente del gobierno de España que mas etarras a puesto en la calle.