Es curioso, y a veces patético, observar cómo en la España contemporánea se dan vueltas y rodeos alrededor de lo que el sentido común y el deber democrático de atender al bien de los españoles a largo plazo indican cómo necesario: el surgimiento de un Gobierno de concentración nacional para enfrentarse a un golpe de Estado y a una crisis estructural gigantesca. Es evidente que en la mayoría de las democracias consolidadas europeas una sedición , por ser suave, como la de ibero Cataluña, por sí sola, ya hubiera producido un Gobierno de unidad nacional. Y la grave degeneración destructiva, en la convivencia y la dinámica socio económica, del “modelo autonómico” probablemente también, basta con ver el caso de Alemania.
Ya se dio un acercamiento con la aplicación del 155, y, lo que es peor, con su perversión e inutilización de facto. Acordadas ambas por los tres grandes Partidos. Después vinieron más vueltas al concepto con España Suma. Pero realmente se trataba de la Derecha suma, y no puede haber Gobierno de salvación nacional sin apoyo de una parte del centro izquierda, o del social-liberalismo español , como el que representaban , por ejemplo, UPyD o…el PSOE de la transición, a años luz del actual. Sabiéndolo, el Señor Feijoo también ha lanzado ideas al respecto, para aprovechar el fuerte espíritu caciquil y desigualitario (en lo político) del actual PSOE. Ahora hemos leído que Don Albert Rivera ahora propone acercamiento por todos los flancos… Vueltas y más rodeos. Nuestros políticastros se andan por las ramas para evitar aplicar una necesidad imperiosa en este momento. Un Gobierno de salvación nacional.
Comprender porque no se alcanza, o no se quiere alcanzar, con la verdad por delante, es muy aleccionador. Y mucho más en periodo electoral.
Proponemos tres motivos principales, de los que hoy sólo hay espacio para el primero. Un Gobierno de ese tenor requiere , en primer lugar, una convicción supra partidista compartida sobre los valores esenciales del bien común democrático de los españoles, o su inmensa mayoría, y un diagnóstico claro del problema de extrema gravedad que justifica la emergencia. En España está muy claro, el golpe de Estado hispano catalán y todo el deterioro del Estado de Derecho que acarrea en toda España es la emergencia, de cuya resolución, por cierto, depende la posibilidad de poder abordar los problemas normales de gestión.
Aquí encontramos una primera evidencia: no puede haber Gobierno de Unidad nacional con quién combate una España de libres iguales y solidarios, hablando de nación de naciones o de federalismo asimétrico, renunciando a la igualdad y solidaridad inherente a todo Partido de progreso. SI la visión compartida de España, lo fundamental, o si la interpretación compartida del artículo 2 de la Constitución no es la primacía de un colectivo de ciudadanos libres, políticamente iguales y obligadamente solidarios alrededor de un proyecto común, muy por encima de derechos territoriales o partidistas, es muy difícil hablar de un Gobierno de unidad nacional. La total ausencia, en este momento, de un centro izquierda patriótico en España , caso único en Europa, y la visión caciquil de una parte demasiado grande de la Derecha española son obstáculos gravísimos, tal vez insalvables, para el indispensable Gobierno de unidad nacional. ¿Si no quieres la misma España, si no quieres una democracia de ciudadanos, para qué te vas a unir?
Puede no ser eso lo peor. La semana que viene propondremos otras dos razones que dificultan la solución a los males inminentes de los españoles.