Nos decían por twitter recientemente que era una exageración alertar contra el totalitarismo de Podemos y argamasa circundante, ya que no había evidencia empírica. Es interesante reto contestar con rigor a esa interpelación para contrarrestar lo que un filósofo clamó: “Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa”. Situación terriblemente peligrosa y desasosegante. Y más aún cuando Podemos lleva la batuta del Gobierno sostenido por un PSOE absolutamente podemizado. Por eso en estas semanas intentaremos dar al menos tres ejemplos del totalitarismo del conglomerado Podemos, por si ayuda a comprender lo que se nos viene encima.
El primer tentáculo, el de esta semana, tiene que ver con una Ley prometida y acelerada por la flamante nueva Ministra Irene Montero. Creemos que la anuncian como Ley de Libertad Sexual o algo así. En principio habrá que ver su contenido y, como feminista que nos sentimos, y educado en el feminismo, deseamos que aporte mejoras en las Leyes existentes para mejor proteger a las mujeres en peligro, para hacer más potente la igualdad de oportunidades y para aumentar su potencial de felicidad en todas las facetas de su vida. Somos conscientes de que, aunque se haya avanzado muchísimo, queda mucho por hacer, sobre todo para hacer real y efectivo lo que las Leyes ya prevén y para seguir luchando contra las horribles aberraciones violentas contra los más débiles, niños, ancianos, mujeres. Aunque sabemos que nunca desaparecerán del todo, en ninguna sociedad, una es demasiado.
Pero hete aquí que lo que ya sabemos es que la Ley nace en su filosofía y espíritu con un tufo totalitario. Y lo sabemos por las palabras de la propia Ministra, insistentes, que afirman que esta futura Ley es indispensable porque es evidente que los hombres, o muchos hombres, o varios hombres, QUIEREN MATAR A LAS MUJERES POR SER MUJERES. Así de bestia. Hacer una Ley para proteger a la mitad de la humanidad contra la otra mitad, porque esta última quiere cargarse, suponemos que por Ley Natural, al colectivo de mujeres es un acto totalitario bárbaro. Sin vuelta de hoja.
No conozco a nadie que quiera asesinar a las mujeres por el hecho de serlo, los asesinos masivos de la historia, nunca han discriminado por sexo, ni en Colombine ni en el despacho de Atocha ni en la isla sueca. Hay algún caso raro, como Landrú, por motivos económicos (no “de género”) o algún asesino en serie por motivos sexuales (no “de género”) como Jack el destripador. Gotas en el océano de la sociedad que no pueden inducir jamás a decir que los hombres quieren matar a las mujeres por serlo. Y si nos atenemos a los repugnantes crímenes llamados machistas o intrafamiliares o domésticos o como quieran, que todos sabemos de lo que hablamos, ya sean de Louis Althusser o del novio de la Trintignant o del churrero de la esquina, es indiscutible que querían matar a “esa” mujer en concreto, a una persona muy concreta, por lo que es un abyecto asesinato, pero no el comienzo de un genocidio de la mitad de la población.
Convertir a la mitad de la sociedad en potencial genocida de la otra mitad, es un totalitarismo tan duro como decir que los judíos son culpables por ser judíos y ricos. Reflexionemos sobre lo que se nos viene encima.