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LA VERDAD POR DELANTE

Tentáculo totalitario 2
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Tentáculo totalitario 2

· Por Enrique Calvet

lunes 17 de febrero de 2020, 06:52h
Sin duda alguna la peor senda hacia el totalitarismo cuya amenaza padecemos se centra en el ataque frontal al Estado de Derecho y al rol de la Justicia en una sociedad democrática. Obsérvese que no nos referimos a la ansiada y cacareada independencia del Poder Judicial. Ese permanente deseo democrático, por el que, por supuesto, hay que luchar siempre, se alcanza a medias en todas las Naciones libres, por las dificultades propias de alcanzar la excelencia en la vida real. Así en USA los jueces del Supremo son propuestos por el Presidente, otros jueces se eligen democráticamente… en función de fuertes apoyos financieros en las campañas, en Francia el fiscal General es nombrado por el Gobierno, y miles ejemplos más. Aunque sea cierto que en España, la dependencia de los jueces, y su carrera profesional, de los PARTIDOS, más que de los Gobiernos, es exagerada y cualitativamente peor que en otras democracias, no es el factor clave del sesgo totalitario.

Hay muchas maneras de erosionar y oprimir el papel de la Justicia en una Nación. Repetimos, la función, la labor, no la independencia. Con este Gobierno parece que se estén dando todos. Una manera es cometer la imprudencia de nombrar el Gobierno los altos cargos judiciales que le corresponden con un perfil notoriamente sectario o de manifiesto bajo nivel competencial. Un alto cargo no respetado “de facto” por una masa crítica de miembros del mundo judicial generará desconfianza en la Justicia, y encontronazos. Y un Ministro de Justicia tiene que saber cosas como que los carros de combate no existían en el siglo XIX. Hay que exigir un nivel. Otra manera de someter el papel de la Justicia es declararle abiertamente la guerra por parte del Ejecutivo, y utilizar el legislativo para crear leyes “ad hoc” y a veces “ad personam” para conseguir sentencias que el Gobierno necesita (¿la rebelión?, ¿la sedición?). En esa dinámica cobra especial relevancia el desprestigiar sentencias y actos judiciales, y abandonar la Justicia frente a activistas totalitarios, incluso a nivel internacional. En esa guerra abierta la frase de nuestro Ministro comunista Garzón: “ Tenemos problemas con las altas instancias del poder judicial…” o la propia idea machacona de la “desjudicialización” de un golpe de Estado son un enorme aldabonazo totalitario.

Por sólo citar el peor ejemplo de arrinconar el papel de la Justicia hablemos del último recurso del totalitario: si todos sus intentos previos de sumisión o manipulación de la Justicia fallan, sencillamente se orilla el papel de la Justicia. O se hace inhibir la fiscalía, o, sencillamente, no se cumplen las sentencias, impunemente, o no se ejecutan. En román paladino, se “pasa” de lo que diga o haga la Justicia si no conviene. Una Justicia que ya se habrá desacreditado o desprotegido mediáticamente por el mismo Gobierno.

Esos rasgos, y otros que no caben en breve billete, van creciendo en España. Y todos llevan a una Justicia anulada o muy sometida “de facto” a intereses del Partido de Gobierno. Y eso crea enorme desprotección de ciudadanos e instituciones democráticas. Lo que se llama totalitarismo.

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